ISSN: 1578-7710

  Dispositivos faciales
 

 

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Revista Electrónica de Medicina Intensiva
Artículo nº S5. Vol 3 / S2, abril 2003

Autor: Beatriz Sánchez Artola

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Protección respiratoria del personal: dispositivos faciales

Las máscaras o “respiradores” de partículas son la forma de protección respiratoria más simple disponible para las alertas biológicas. Sólo protegen contra partículas, no contra gases o vapores. Las mascarillas con filtro o respiradores simples sólo se consideran aptos para alertas de bajo nivel, ofreciendo una protección menor comparada con los PAPR (Powered Air-Purifiying Respirators) y los respiradores de presión positiva.

  • Mascarillas con filtro o respiradores simples

  • PAPR o respiradores purificadores

  • Respiradores de presión positiva

Respiradores simples

Los respiradores son máscaras especiales que se ajustan sobre la cara, evitando fugas en torno a los bordes. Existen numerosos modelos de distintos fabricantes, que, en Estados Unidos, deben contar con la aprobación NIOSH (National Institute for Occupational Safety and Health). Pueden cubrir medio rostro (máscaras) o el rostro completo (caretas) y la cabeza (capuchones), protegiendo así la mucosa ocular, y tener o no válvula de exhalación (también llamada de alta ventilación), que permite una menor resistencia a la respiración y permite disipar mejor el calor. Suelen fabricarse en tres tamaños distintos. Hay respiradores desechables y respiradores que precisan mantenimiento con un recambio periódico de los filtros y los retenedores.

Los respiradores de partículas simples desechables, según la clasificación NIOSH americana pueden pertenecer a las series N, R o P, y pueden además llevar filtros HEPA (High Eficciency Particulate Air). La letra define la eficiencia en la resistencia a la degradación del filtro:

  • N: No resistente a la grasa.
  • R: Resistente a la grasa.
  • P: A Prueba de grasa.

En ambientes de trabajo donde puedan existir partículas oleosas, procedentes de lubricantes, glicerina, etc., deben usarse los R o los P, excepto si la exposición es prolongada, en cuyo caso se emplearán los P. En el resto de los casos los N son adecuados.

El número añadido a la letra corresponde al porcentaje de eficiencia en el filtrado para partículas de 0,3 micras de diámetro:

  • 95: 95%
  • 99: 99%
  • 100: 99,97%

Los N95 son los más básicos; deben proporcionar una eficacia de al menos 95% en el filtrado de las partículas aerosolizadas libres de aceite. Estos son los empleados comúnmente para protegerse en ambientes potencialmente contaminados con Mycobacterium tuberculosis.

En la Comunidad Europea, la norma reguladora de los respiradores para partículas se detalla en la Directiva 89/686/CEE, que establece las exigencias mínimas esenciales que deberán cumplir los equipos de protección individual. La Directiva 89/656/CEE fija las condiciones mínimas de seguridad y salud que garanticen una protección adecuada del trabajador en la utilización de dichos equipos en el trabajo. Estas normas han sufrido diferentes modificaciones en varias ocasiones. Los respiradores de partículas y sus componentes deben cumplir con los requerimientos de las disposiciones del CEN (Comité Europeo de Normalización). La letra P hace referencia a que son filtros de partículas (en el caso de los respiradores autofiltrables, la nomenclatura es FFP). El número indica el nivel de protección:

  • FFP1 o P1: filtran el 80% de las partículas aerosolizadas. Protegen en ambientes contaminados con hasta cuatro veces el valor límite umbral de partículas (TLV).

  • FFP2 o P2: filtran el 94% de las partículas aerosolizadas. Protegen en ambientes contaminados con hasta 10 veces el TLV.

  • FFP3 o P3: filtran el 99,95% de las partículas aerosolizadas. Corresponde al P100 americano. Protegen en ambientes contaminados con hasta 50 veces el TLV.

En España, el Real Decreto 1407/1992, de 20 de noviembre (modificado por el Real Decreto 159/1995, de 3 de febrero) regula las condiciones para la comercialización y libre circulación intracomunitaria de los equipos de protección individual. El Real Decreto 773/1997, de 30 de mayo, ordena las disposiciones mínimas de seguridad y salud relativas a la utilización de los equipos. Básicamente, establecen la obligatoriedad de cumplimiento de las directrices y de los controles de calidad fijados en la norma europea. El equivalente al CEN europeo es la Asociación Española de Normalización y Certificación (AENOR), cuyos documentos normativos no están libremente disponibles, sino previo pago en su página Web.

Imágenes de respiradores tipo máscara facial N95 y N100

Gerson N95 Particulate Respirator w/ Nuisance  Odor & Ozone Relief <font color=red> Back Ordered
N95


N100

Estos respiradores son ligeros, permiten la movilidad y tienen un bajo coste,  por lo que son los utilizados en el medio sanitario. Pero también tienen desventajas: son dispositivos de presión negativa, en los que la succión producida en la inhalación hace pasar el aire a través del filtro, lo que siempre llevará implícita la fuga de un determinado número de partículas contaminadas (inferior al 10%), por lo que la protección no es total; dificultan la conversación; y los modelos faciales completos pueden empañarse, entorpeciendo la visión.

PARP (Powered Air-Purifiying Respirators)

Estos respiradores, en teoría, ofrecen mayor protección frente a las partículas que los anteriores. Llevan incorporado un ventilador que mueve el aire contaminado hacia un filtro HEPA y proporciona el aire purificado hacia la mascarilla, la careta o el capuchón. A pesar de su aparatosidad, son más cómodos de usar que los respiradores simples, porque la respiración se hace más confortable. Sin embargo, son voluminosos, generalmente también ruidosos, hacen difícil la comunicación y precisan una batería que debe estar completamente recargada. Además, no son realmente respiradores de presión positiva, por lo que es posible que algunas partículas se fuguen. Todo ello, unido a su precio, hace poco factible su uso.

Respiradores de presión positiva con suministro de aire:

Estos respiradores están conectados mediante un tubo a una fuente de aire comprimido que es suministrado a presión. Dado que utiliza presión positiva, el nivel de protección es superior al de los dispositivos de presión negativa y al de los PARP, evitando por completo, si se usa correctamente, la fuga de partículas contaminadas. Dificultan notablemente la movilidad y la comunicación es difícil. Además, tienen un coste muy elevado y el mantenimiento requiere disponer de personal especialista.

Prueba de ajuste (Negative and Positive Pressure Fit Checking):

Una vez elegido el respirador, es necesario probar si se ha colocado correctamente, si el ajuste es correcto tanto con presión negativa (en inhalación), como con presión positiva (exhalación). Primeramente, se cubre el filtro (en las máscaras simples autofiltrables, la totalidad de la mascarilla, ya que toda la superficie actúa como filtro), con las manos o con un plástico adherente (como el utilizado habitualmente para la conservación de alimentos). Se procede a espirar el aire suavemente, si éste escapa alrededor de la cara en lugar de salir a través del filtro, debe recolocarse la mascarilla y realizarse una nueva prueba. Posteriormente, se efectúa una inspiración, con la que el respirador (mascarilla) debe deprimirse ligeramente hacia la cara, para superar correctamente la prueba. Es fundamental seguir estos pasos o el uso del respirador será completamente inútil.

Medidas de protección respiratoria personal en el SRAG:

En principio, para la protección personal frente al SRAG serían válidos los respiradores de presión negativa de las series N, R, P o los HEPA, que son los recomendados en el ambiente sanitario para prevenir la adquisición de la tuberculosis. En las áreas afectadas, se están usando fundamentalmente los N95 o su equivalente, el estándar europeo CEN P2/FFP2. Sin embargo, la OMS ha advertido que, según algunas comunicaciones, los respiradores con filtros N95 podrían NO PROTEGER en procedimientos en los que se vayan a generar aerosoles, como la aplicación de aerosolterapia, la inducción de esputo, la broncoscopia, la aspiración de secreciones traqueales o la intubación traqueal, es decir, pueden no ofrecer la suficiente protección para el personal sanitario de las Unidades de Cuidados Intensivos que atiendan estos pacientes.

En aras de garantizar la seguridad del personal sanitario y de los pacientes, las consideraciones sobre seguridad personal deben tenerse en cuenta estrictamente a la hora de establecer los protocolos de actuación frente a un caso sospechoso de SRAG. Al menos deben proporcionarse las condiciones de seguridad “mínimas”. Evidentemente, hoy por hoy, no podemos clasificar al SARS-CoV en el nivel de bioseguridad correspondiente a otros Coronaviridae, es decir, el 2 (“aquel agente biológico que puede causar enfermedad humana y podría ser peligroso para los trabajadores; es improbable que se disemine en la comunidad; generalmente existe una profilaxis eficaz o un tratamiento disponible”). A mi modo de ver, en estos momentos y mientras no existan datos en contra, la definición que mejor define al SARS-CoV es ésta: “agente biológico que causa enfermedad humana grave o letal y supone un grave riesgo para los trabajadores; puede tener un alto riesgo de diseminación a la comunidad y usualmente no existe profilaxis eficaz ni tratamiento disponible (alto riesgo individual y alto riesgo para la comunidad)”, es decir, el nivel 4 de la Comunidad Europea, establecida en la Directiva 90/679/CEE y que se aplica, por ejemplo, a los virus Ébola, Marburg y de la fiebre de Crimea-Congo o al virus de la viruela. Esto, sumado a las recomendaciones de la OMS y a las experiencias de las zonas afectadas hace que, por ahora, deban recomendarse los respiradores P100/FP3 o P99/FP2 o N95/99/100 o, si existiera, un equivalente debidamente certificado, como medida mínima rutinaria ante una sospecha de SARS y que para procedimientos en que se produzcan aerosoles se considere seriamente el uso de una protección superior. Tan importante como la dotación de material sería asegurar el aprendizaje del uso correcto del mismo: el ajuste, la integridad del filtro, la forma de deshacerse del respirador desechable tras su uso o como reutilizarlos de la forma más segura posible en caso de que no se pudieran reponer con facilidad por motivos económicos, etc., algo imprescindible si no se pretende que todo sea únicamente una apariencia. Las normas y el entrenamiento deben hacerse extensibles a todo el personal y haciendo un mayor esfuerzo, si cabe, en aquellos que tengan una exposición más intensa (como intensivistas) y más prolongada (como enfermeros).

Enlaces:

  • CDC. Interim Domestic Guidance on the Use of Respirators to Prevent Transmission of SARS. [PDF] [HTM]
  • TB Respiratory Protection Program In Health Care Facilities. Administrator's Guide [PDF]
  • REAL DECRETO 1407/1992 de 20 de noviembre del Ministerio de Relaciones con las Cortes y de Secretaria del Gobierno (BOE 28-12-1992), y modificación realizada por el REAL DECRETO 159/1995, de 3 de febrero del Ministerio Presidencia (BOE 8-3-1995), que regulan las condiciones para la comercialización y libre circulación intracomunitaria de los equipos de protección individual. [PDF]
  • REAL DECRETO 773/1997, de 30 de mayo, por el que se establecen disposiciones mínimas de seguridad y salud relativas a la utilización por los trabajadores de equipos de protección individual. [PDF]
  • Portal de Legislación Europea. [HTM]
  • European Union legislation - Protection of Workers exposed to Biological Agents at work. [HTML] en el "Belgian Biosafety Server"
  • Biological agents and their classification on the basis of hazard [HTML]

Beatriz Sánchez Artola
©REMI, http://remi.uninet.edu. Abril
2003.
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Palabras clave: Neumonía, Síndrome respiratorio agudo grave, Epidemiología.

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última modificación: 01/07/2007