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  Artículo especial nº 77
 

 

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Revista Electrónica de Medicina Intensiva
Artículo nº A77. Vol 7 nº 9, septiembre 2007.

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Autor: Vicente Gómez Tello


La calidad de la información médica en Internet para médicos
[Versión para imprimir]

Esta revisión está basada en la ponencia presentada por el autor en el XLII Congreso Nacional de la SEMICYUC. En ella se enumeran los criterios para valorar la calidad de un sitio web, tanto para los profesionales de la salud como para los pacientes y sus familiares.

Internet ha supuesto una revolución en la comunicación entre las personas tan importante como la que supuso la invención de la imprenta en el siglo XV, o la radio y la televisión en el siglo pasado. La red pone a nuestro alcance un caudal ingente de conocimientos que nos sirven para estar mejor informados, incrementar nuestra formación personal y académica, gestionar nuestras actividades diarias (viajes, ocio) y participar más activamente en la democracia (bitácoras o blogs).

En el campo de la salud, Internet ha puesto a disposición de los profesionales sanitarios herramientas de documentación en bibliografía médica a pocos clics de ratón, lo que conlleva que la actualización, consulta y formación continuadas se realicen de una manera más eficiente. No hay más que ver la diferencia entre la tediosa consulta en la biblioteca de los antiguos Subject Headings y la asombrosa rapidez del Pubmed actual, por poner un ejemplo. La globalización de conocimientos médicos en la red permite que cualquier médico, en cualquier lugar del mundo, pueda disponer de documentación científica y capacidad de contactar con otros colegas para resolver problemas del día a día.

Para los pacientes Internet se ha convertido en una herramienta de bajo coste para el acceso a información sobre salud. Las páginas de salud en Internet (e-health) crecen de manera exponencial, al ritmo de la expansión de la propia red, y son el objetivo de portales dedicados específicamente a la salud y un elemento distintivo en los directorios de muchos buscadores. Las páginas para pacientes de sociedades científicas, asociaciones de pacientes, grupos de autoayuda, y otros organismos conforman un corpus de conocimiento al que acuden los pacientes o familiares en busca de información, consejo o ayuda. De hecho, podríamos considerar la consulta a Internet en temas de salud como una forma sui generis de segunda opinión médica.

Sin embargo, tanto para los profesionales como para los pacientes, la red no siempre ofrece ventajas. La propia naturaleza de la red, con libertad de publicación y difusión, hace que desde diferentes medios se reclame un mayor escrutinio de la información que circula por ella, al considerar que pudiera no estar suficientemente contrastada. La preocupación sobre la calidad en Internet es un debate que trasciende el campo de la salud y forma parte del viejo debate filosófico entre libertad y calidad (objetividad) de la información. La ausencia de regulación gubernativa de los contenidos de Internet ha producido, incuestionablemente, una especie de caos, pero lo que ha hecho de Internet un éxito y su fuerza es el caos que representa. De la misma forma que nuestra libertad depende del caos.

Es evidente que todos defendemos la libertad de expresión, y que Internet es un instrumento incómodo para cualquier poder, siempre tentado de controlar a sus ciudadanos de una u otra manera. La red es un inmenso foro donde se exponen opiniones y comentarios de gran influencia sobre el público que de otra manera no verían la luz. Estas opiniones pueden ser útiles, pero también perniciosas, sesgadas y manipuladoras para muchas personas.

Si el acceso no restringido a una masiva cantidad de información puede conllevar riesgos, no es menos cierto que otros medios de información no son ajenos a esta eventualidad. Pensemos en los sesgos de presentación de la información de diferentes y acreditados medios de prensa, descritos incluso con metodología científica por instituciones universitarias como el Glasgow University Media Group; o  los errores introducidos en publicaciones reputadas, como en  la Enciclopedia Británica. Incluso en el ámbito médico se cuestiona que no siempre el proceso de revisión por pares garantiza la exactitud y adecuación ética de los datos publicados. No obstante, es obvio que un control de calidad es algo intuitivamente prudente de aplicar, aunque el propio juicio, bien formado por una “educación del pensamiento”, es el mejor filtro.

En Internet se han arbitrado diferentes fórmulas para asegurar unos mínimos de calidad en sus contenidos. El más conocido es la certificación por parte de agencias acreditadoras nacionales e internacionales. Estos organismos han elaborado una serie de criterios que deben reunir las páginas sobre salud en Internet para ser merecedoras de su certificación o sello de calidad. El proceso sería similar a la certificación de calidad para empresas o instituciones.

La agencia más conocida a nivel internacional es HON [http://www.hon.ch/index_sp.html]. Esta página no gubernamental suiza certifica más de 5.000 sitios con un total de cinco millones de páginas, teniendo una penetración en salud similar a Medline.

En su web podemos encontrar un buscador específico y el acceso a una herramienta interesante. Se trata de WRAPIN, [http://www.wrapin.org/], un buscador que examina únicamente información en webs de calidad acreditadas por HON, Medline, la FDA, Clinical Trials y MedHunt.

Una utilidad interesante de HON es la posibilidad de poder instalar una barra en el navegador (sólo para Internet Explorer) que nos avisa de que una determinada página web está acreditadas por ella.

Otras agencias interesantes son la americana URAC [http://www.urac.org/consumers/] y el proyecto europeo de calidad Quatro [http://www.quatro-project.org/].

A nivel nacional el sello Web Médica Acreditada [http://wma.comb.es/home.php], elaborado por el Colegio de Médicos de Barcelona, es el que goza de mayor prestigio.

También asociaciones médicas como la AMA han elaborado ítems éticos y de calidad para sus páginas y las que ella auspicia.

Los criterios que todos estos organismos han elaborado para acreditar páginas son muy similares, y pueden consultarse on-line. Básicamente se dividen en criterios de fondo o contenido, y formales.

A. Criterios de fondo o contenido

1. Patrocinio

El organismo, organización, compañía o grupo que patrocina o auspicia la página es un elemento en el que detenerse a la hora de valorar su presunta calidad de contenidos. Las desinencias de dominio (.gov, .org, .com) nos hablan de la organización patrocinadora, e indirectamente del propósito.

  1. La desinencia .gov muestra que el sitio o página está patrocinada por un organismo gubernamental (principalmente en EE.UU) y que su contenido es oficial y previamente verificado. Se trata de un elemento indirecto de garantía.

  2. La desinencia .org revela que la organización es un ente privado. No nos sirve de mucho inicialmente como guía, puesto que la diferencia entre organizaciones es evidente (no gubernamentales, con ánimo de lucro, incluso oficiales, como algunos organismos españoles).

  3. La desinencia .com prueba que la organización propietaria es una compañía con fines comerciales. Es en este tipo de páginas donde deberíamos ser más críticos porque, a priori, su interés esencial es la comercialización de productos. Evidentemente, puede aportarnos información valiosa, sobre todo si es avalada por compañías responsables, aunque ha de ser juzgada con más minuciosidad.

2. Propósito

Debe quedar muy claro en la declaración de intenciones cual es el objetivo y propósito del sitio o página. Es muy diferente un propósito comercial, del educativo o del divulgativo; también es diferente en función de los visitantes a los que se dirige, como se especifica en un ítem posterior.

  1. Publicidad: Debe quedar netamente separados los contenidos publicitarios de los informativos y establecer cómo y quien financia determinados contenidos. La página debería especificar la política publicitaria y su relación, o no, con otros contenidos.

  2. Conflicto de intereses: Las organizaciones, autores y comités editoriales establecerán claramente si tienen conflicto de intereses con respecto a patrocinadores o financiadores externos. Como en cualquier debate sobre conflicto de intereses, que éstos se declaren no es bueno ni malo a priori, pero debe darse la oportunidad al visitante de poder juzgar su posible influencia en el contenido.

3. Contenidos

Se trata del grupo de ítems de calidad más importantes a la hora de juzgar un sitio o página.

  1. Autoría: Cualquier contenido de Internet debe poder adscribirse a un autor, o al menos, a un comité editorial como se especifica en el siguiente punto. Se debe ser cauto y escéptico con contribuciones y afirmaciones anónimas. La relevancia de los autores y su trayectoria profesional son el mejor aval, aunque siempre con matices, de una información fiable.

  2. Comité editorial: La autoría colectiva de la información debe quedar especificada suficientemente. Las páginas deben consignar el nombre y puesto en el Comité Editorial de los revisores de contenidos.

  3. Bidireccionalidad: La página debe ofrecer un modo de contacto con el autor o el Comité Editorial para responder, aclarar o contrastar cualquier información.

  4. Evidencia: Las fuentes de la información citada deben ser claramente especificadas mediante citas bibliográficas o enlaces vinculados. Cualquier información externa (documentos, imágenes) debería tener el correspondiente derecho de reproducción por parte de la página original.

  5. Exhaustividad: la página debe informar, de acuerdo a su objetivo, de todos aquellos puntos relevantes que sean objeto de su análisis. Por ejemplo, una página sobre una enfermedad rara debería ofrecer datos sobre incidencia, etiología, diagnóstico, tratamiento y pronóstico de manera completa, para documentar al visitante. El objeto de la página puede ser puntual y restringido a un solo aspecto, pero entonces debería quedar claro en la declaración de objetivos y principios.

  6. Fiabilidad: La información debería poder ser contrastada y comparada con publicaciones (artículos, guías, conferencias de consenso) que constituyan en ese momento el cuerpo de evidencia sobre el tema del que se trate. En este sentido el único artículo publicado en el área de Medicina Intensiva sobre el tratamiento del traumatismo craneoencefálico afirmaba que sólo 2 de las recomendaciones de las Guías correspondientes estaban incluidas en páginas web no profesionales que trataban esta entidad .

  7. Cuestiones sobre tratamiento: En páginas donde se den indicaciones sobre tratamientos, hay que extremar los criterios de calidad y fiabilidad. DISCERN [www.discern.org.uk/] es una organización británica que ha elaborado los siguientes criterios que debe reunir la información ofrecida por estos sitios:

  • Objetivos  y fuentes explícitos, como se detallaba en el epígrafe sobre evidencia

  • Relevante

  • Equilibrada, no sesgada

  • Presenta alternativas  y áreas de duda

  • Permite alternativas, indicando que puede haber otras posibilidades de tratamiento

  • Describe cómo funciona el tratamiento

  • Describe riesgos y beneficios

  • Apoya la decisión compartida entre médico y enfermo

Finalmente, debe desconfiarse y rechazarse páginas donde se ofrezcan tratamientos farmacológicos, o de otro tipo, sin basarse en una historia clínica o en una exploración reglada por un profesional

  1. Población diana: En la declaración de intenciones y objetivos del sitio o página debe figurar a quien se dirige la información. En caso de informaciones para diferentes colectivos (pacientes, familiares, profesionales) debe quedar muy claro el receptor. Los contenidos deberían quedar así netamente diferenciados, manteniendo la información específica para profesionales perfectamente acotada y restringida mediante identificación adecuada (número de socio o colegiado, por ejemplo).

B. Criterios formales

  1. Actualización: La página debería ofrecer las fechas de publicación de contenidos y de su última actualización. Esta fecha debería ser inferior, en principio, a un año. Si esta información no se ofrece, debe inducir a la sospecha. No obstante, puede conocerse observando los resultados ofrecidos por el buscador (Ej. Google).

  2. Política de confidencialidad: Si la página precisa registro para visitarse debería establecerse, en una declaración específica (política de privacidad), cómo va a gestionarse la información que el visitante envía. En España, debería respetarse la Ley de Protección de Datos, y detallarse qué uso se hará y dónde va a depositarse esta información. No basta con que se ofrezcan mecanismos para “borrarse” de la página. Debe rechazarse el registro en páginas donde este punto ofrezca la más mínima duda.

  3. Enlaces: El número de enlaces no es un criterio único para juzgar una página. Debe detallarse su relevancia mediante iconos o comentarios; asimismo se debería evitar que los enlaces impidiesen, una vez accedidos, volver atrás para consultar la página original. En este sentido, los enlaces publicitarios de patrocinadores, llamados en inglés banners, deben quedar claramente especificados y regirse por el anterior principio.

  4. Diseño: Fuentes, colores, interactividad son elementos que permiten una mejor navegación y constituyen un detalle de empatía con el usuario.

  5. Legibilidad: La comprensión de la información es esencial. El uso de una jerga o estilo excesivamente técnicos compromete la legibilidad de cualquier documento. Un estudio español  concluye que un documento web sobre salud debería tener el nivel lingüístico comprensible para un niño de 13 años (Escala de Flesch superior a 55 puntos).

  6. Usabilidad: Como resumen de los aspectos formales de los sitios web, en diferentes medios especializados se habla de la “ley de los cinco segundos”. Este criterio afirma que en cinco segundos cualquier usuario, incluso no especializado, puede percibir si la página o sitio permite encontrar y acceder a la información de una manera intuitiva y eficiente. Se trata, evidentemente, de un criterio subjetivo y vago, pero muy adecuado y entendible por cualquiera con un mínimo hábito de navegación.

Los anteriores criterios sobre calidad no pasan de ser un consenso razonable entre diferentes agencias acreditadoras. Existen múltiples conjuntos de criterios y clasificaciones, y un problema esencial es su validación. Se han realizado trabajos meticulosos como el de Eysenbach y col.  para valorar la fiabilidad de estos criterios. Se revisaron 75 publicaciones que estudiaban más de 5.000 páginas web. Los criterios principalmente utilizados fueron: precisión, exhaustividad, diseño, titularidad, patrocinio, y usabilidad. Sin embargo, muy pocos trabajos incluyeron las credenciales de autores como norma. Los resultados mostraron que un 70% de trabajos establecieron que la web tiene un problema de calidad, al no cumplirse en un alto número de páginas el mínimo de criterios exigidos. Sólo un 9 % de estudios afirmó lo contrario; no obstante, estos artículos fueron los que más incurrieron en defectos metodológicos. Estos resultados permiten afirmar que a mayor exigencia sobre calidad metodológica, se es menos optimista sobre la pretendida calidad de las páginas web sobre salud. Es interesante remarcar que los sitios con una mayor problemática de calidad fueron aquellos dedicados a nutrición y dietas.

Para aquellos interesados en profundizar de una manera sencilla en los criterios de calidad, la página de la Sociedad Andaluza de Enfermedades Infecciosas [http://saei.org/acredita.html] reúne y comenta los criterios de acreditación de las diferentes agencias citadas en este artículo.

Conclusiones

La red ofrece oportunidades ingentes de formación, comunicación y mejora de la competencia para todos los profesionales sanitarios. Sin embargo, preocupa sobremanera la calidad de la información, no ajena tampoco a otros medios.

Existen agencias nacionales e internacionales que han elaborado criterios de calidad para evaluar una página web de contenido médico. Estos puntos, abordando cuestiones de forma y contenido, pretenden ser una guía para el profesional. Aun teniendo en cuenta que estos esquemas son diversos y no validados, arrojando resultados diferentes para una misma página, son una primera ayuda necesaria para guiarse en la navegación.

Vicente Gómez Tello
Clínica Moncloa, Madrid

©REMI, http://remi.uninet.edu. Septiembre 2007.

Palabras clave: Internet, Calidad de la información médica, Profesionales de la salud, Pacientes, Familiares, Cuidados Intensivos.

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última modificación: 31/08/2007