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Revista Electrónica de Medicina Intensiva
Editorial nº 64. Vol 8 nº 2, febrero 2008

Autor: Ricardo Abizanda Campos

http://remi.uninet.edu/2008/02/REMIED64.html

REMI en mi corazón

Me he propuesto escribir seriamente, conforme al uso, y por lo visto a lo aconsejable, y por lo tanto el título en forma de bolero es la única licencia que me voy a permitir.

El motivo de estas consideraciones, nacidas de un varapalo hacia mi forma de ser, y sometidas desde ya al Consejo de Redacción, nace del planteamiento privado, personal, de lo que REMI es y quisiera que siguiera siendo. Intentaré exponer mis ideas en tres puntos, y procuraré no perderme en demasiados circunloquios.

1.- En toda manifestación del intelecto debe distinguirse entre el fondo y la forma. El fondo es aquel conjunto de hechos y conocimientos, propios o ajenos, que dan justificación a una contribución científica, de una u otra índole. La forma, corresponde a la manera de ser de cada uno, que se traduce en eso que se ha venido a llamar “estilo personal”. No creo que Luis Landero desprecie un libro de Miguel Delibes, después de ojearlo y hojearlo. Las diferencias en la forma de escribir no le permiten, ni a uno, ni a otro, desautorizar lo expuesto.

Si fuera así, Ulises no se hubiera escrito nunca, y nos habríamos perdido la poesía de Dylan Thomas. Su “forma”, tan nueva y rompedora, se aprecia incluso leyéndolo traducido.

Algunas personas se aferran a formas estables y convencionales de expresión y no se dan cuenta de que piensan con faltas de ortografía.

REMI ha sabido, siempre, entender que las formas de ser de cada uno deben traducirse obligadamente en los escritos de cada uno de sus colaboradores. Ese hecho diferencial, que podría tacharse de heterodoxo e iconoclasta, es una de las principales (a mi forma de ver) virtudes de esta publicación electrónica, nacida del esfuerzo y el interés de un grupo de locos, soñadores, y encantadores, que no se sentían cómodos constriñéndose a modelos establecidos, y que supieron ver que la novedad de lo que se dice es tan importante que da lo mismo que se haga conforme a Azorín o a Cervantes.

2.- La segunda consideración quisiera hacerla, no ya sobre la forma, sino sobre el fondo. Sólo el dogmatismo es incontestable. Incluso esa cosa tan vulgar como respirar puede ser sometida a revisión crítica, y no estaría mal que descubriéramos que no es tan imprescindible hacerlo conforme a las pautas establecidas. Que se lo pregunten al pobre ratón sumergido en un fluido de perfluorocarbono, capaz de permitir la difusión del oxígeno. Deja de respirar. Y no se muere por ello. Posiblemente, si se hubiera empecinado en hacerlo como siempre, como está establecido, no hubiera sobrevivido. Lo nuevo no es siempre malo, y lo consagrado, consolidado, producto de la “ciencia”, no siempre es bueno. Y lo peor es que hay quienes creen que siguiendo esa norma actúan adecuadamente, sin darse cuenta de que actúan de la única manera que saben. Quien argumenta utilizando a la autoridad como respaldo utiliza la memoria, no la inteligencia.

Y esa es otra característica de REMI. Puede decirse todo, o casi todo, siempre y cuando se argumente, se apoye e intente hacerse conforme a la evidencia disponible. Lo contrario es maximalismo, o como ha dicho Luis Cabré recientemente, nazismo. Ambos, él y yo, creemos que todas las personas son respetables, desgraciadamente no sus ideas son siempre respetables.

3.- Por último, quiero destacar otra característica de REMI. La libertad de elección temática. ¿De verdad creen todos los lectores que incorporar comentarios sobre obras pictóricas es poco serio y responde a falta de otros materiales? ¿Hay alguien que piense que la seriedad de los contenidos científicos no permite esas disgresiones, y que solo son tolerables en función de constituir una forma artística “de derechas, de toda la vida”?. ¿Qué pasaría si alguien incorporara comentarios sobre los cómics de Lumb, o los de Jiménez? ¿Habría que lapidar a los heterodoxos?

La enorme comodidad de poder cruzar ideas en sudadera (por no decir chándal) y zapatillas, en vez de hacerlo utilizando corbata y traje de rayadillo, permite que el disconfort y las exigencias de “atrezzo” no distraigan de la oportunidad de expresar el fondo de los propios pensamientos.

Creo que, desde mi perspectiva, mis años, y (por qué no) mi currículo personal, puedo cantar las alabanzas, la oportunidad, y el placer de leer y, ocasionalmente, colaborar en REMI. Para otras formas de hacer literatura científica, ya hay otras posibilidades. REMI es original, incuestionable en sus planteamientos y satisfactoria en sus modos.

Gracias Dr. Palencia, y permite amigo que personalice en ti los esfuerzos de otros muchos, pero no quiero olvidarme de nadie. Ojalá REMI siga siendo lo que es, un punto de encuentro y no una zona de litigios.

Atentamente, con todo mi respeto y aprecio.
R. Abizanda
Doctor en Medicina.
©REMI, http://remi.uninet.edu. Febrero 2008.

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