Revista Electrónica de Medicina Intensiva
Artículo nº 1511. Vol 10 nº 6, junio
2010.
Autor: Eduardo Palencia Herrejón
http://remi.uninet.edu/2010/06/REMI1511.html
Muchos
ensayos clínicos presentan información sesgada sobre los efectos
adversos Artículo original: Inadequate statistical power to detect clinically significant differences in adverse event rates in randomized controlled trials. Tsang R, Colley L, Lynd LD. J Clin Epidemiol 2009; 62(6): 609-616. [Resumen] [Artículos relacionados] Introducción:
Para poder valorar adecuadamente la relación entre beneficio y riesgo y
tomar decisiones informadas, el médico necesita conocer tanto la
eficacia como la seguridad de los tratamientos que prescribe. Los
ensayos clínicos son el método idóneo para evaluar la eficacia de las
medidas terapéuticas, pero se sabe que pocas veces informan de manera
adecuada sobre los efectos adversos [1]. Ni siquiera las revisiones
sistemáticas dirigidas a evaluar efectos adversos se llevan a cabo en
muchas ocasiones de manera correcta [2]. Resumen: Los autores
llevaron a cabo una revisión sistemática en seis revistas de alto
impacto a fin de recuperar ensayos clínicos en que se informara de un
riesgo de efectos adversos graves con el tratamiento experimental de al
menos el doble del control (RR > 2). Calcularon la potencia
estadística para encontrar significación estadística en dicha
asociación. Encontraron seis ensayos clínicos, y en todos ellos se
realizaron test de significación, sin informar en ningún caso de la
potencia estadística. En tres ensayos clínicos se informó de que no
había diferencias significativas en el riesgo de efectos adversos
graves, a pesar de que en ellos la potencia estadística para
detectarlos varió entre el 7 y el 37%, muy inferior a la habitualmente
considerada necesaria (80-90%). Comentario: Este estudio
muestra
cómo muchos ensayos clínicos carecen de la potencia estadística
suficiente para detectar efectos adversos. Pero lo que es más grave,
ocultan este hecho empleando de manera inadecuada pruebas de
significación estadística, produciendo la falsa impresión de que no
existen efectos adversos, cuando lo correcto es decir que no se puede
evaluar su existencia. Los ensayos clínicos deberían tener potencia
estadística suficiente para detectar los principales efectos adversos
esperables, y si no la tienen deberían informar de ello, y no emplear
pruebas estadísticas de baja potencia cuya no significación da la falsa
impresión de que no existen efectos adversos. Las consecuencias de una
evaluación inadecuada de los efectos adversos en los ensayos clínicos
son muy serias, pues impiden al médico y al paciente conocer la
relación beneficio/riesgo de un tratamiento, y exponen a la población a
un riesgo elevado de sufrir yatrogenia. En este sentido, se ha señalado
que más de la mitad de los fármacos que entran en el mercado producen
efectos adversos graves que sólo se detectan después de su
comercialización [3]; y si un fármaco aumenta la incidencia de procesos
frecuentes, como son las infecciones, las hemorragias o los procesos
isquémicos, ese riesgo es improbable que se detecte hasta que haya
habido millones de personas que han recibido el fármaco [4]. Eduardo Palencia Herrejón Enlaces:
Palabras clave: Seguridad, Efectos adversos, Ensayos clínicos. |
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