Cuidados Intensivos y Cuidados Paliativos:
más próximos que lejanos
[Comentario: Ricardo
Abizanda Campos]
La noticia aparecida recientemente, sobre las denuncias
recibidas por el jefe del servicio de urgencias del hospital Severo Ochoa
de Leganés, en relación a la utilización de medicación sedante en enfermos
terminales, me hace reflexionar sobre un tema del que no somos ajenos los
médicos que trabajamos en cuidados intensivos, pues como es conocido, un
porcentaje elevado de los pacientes que fallecen en la UCI lo hacen tras
un proceso de limitación del esfuerzo terapéutico, sometidos en muchos
casos a sedo-analgesia profunda. Los cuidados intensivos y los cuidados
paliativos están muy próximos.
En los últimos años los avances de los cuidados
intensivos han llevado a un control profundo sobre el proceso de la
muerte, proporcionando a los médicos la posibilidad de determinar el
momento de la misma. Los cuidados paliativos por su parte, han presentado
un nuevo enfoque, aceptando la muerte como un proceso natural, que no debe
ser retrasado mediante intervenciones médicas.
Los cuidados intensivos pueden prolongar la vida de
forma inadecuada, mientras que los cuidados paliativos pueden ofrecer
tratamientos alternativos.
Los dilemas éticos de los cuidados paliativos y de los
cuidados intensivos son similares. El dilema entre el juicio del
profesional y la autonomía del paciente, entre los papeles tradicionales
del médico y la autodeterminación del paciente y entre la prolongación de
la vida y la calidad de la misma.
El punto de vista de los cuidados paliativos, enfocados
fundamentalmente a aliviar el sufrimiento de los pacientes terminales, ha
influenciado las actitudes del proceso de la muerte en los cuidados
intensivos. Aunque cuidados intensivos y cuidados paliativos posean
diferentes prioridades, tienen problemas comunes en el proceso de
decisión, y en lo apropiado o inapropiado de algunas actuaciones médicas
en situaciones concretas.
Intensivos y paliativos no son palabras contrarias sino
complementarias. No están tan lejos cómo podría parecer.
Pero diversos peligros nos acechan en nuestra práctica
clínica diaria. La inseguridad, la impericia y el desconocimiento de
nuestras obligaciones éticas con los pacientes, así como la
judicialización de los actos médicos, nos acosan y ensombrecen nuestra
correcta atención.
Debemos demandar la necesidad imperiosa de una
regulación legal de esta situación y expresarlo con voz alta y clara, como
especialistas comprometidos con la ciencia médica y la dignidad humana,
frente a oportunistas únicamente preocupados en conservar su situación,
sin enfrentarse a las difíciles y complicadas situaciones derivadas del
proceso de la muerte y la sensibilidad ante el sufrimiento de los
pacientes y sus allegados, siempre tratando de evitar la cobardía del
ensañamiento terapéutico y de la medicina defensiva, que en la mayoría de
los casos sólo encubren la mediocridad de los que la practican.
Juan López Messa
Servicio de Medicina Intensiva
Complejo Hospitalario de Palencia
©REMI, http://remi.uninet.edu.
Marzo 2005
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Gómez Rubí JA.
Ética en medicina crítica. Madrid: Triacastela, 2002
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Cabré Pericas
L. Decisiones terapéuticas al final de la vida. Colección medicina
crítica práctica. Barcelona: Edika Med, 2003.
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