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Revista Electrónica de Medicina Intensiva
Comentario. Vol 2 nº 12S, diciembre 2002.
Autor:
Jose Manuel Velasco Bueno

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A ambos lados de la puerta

"Tratar y cuidar como nos gustaría que nos trataran y cuidaran a nosotros mismos". Creo que esa es la clave fundamental para poder prestar una atención de "calidad" a los pacientes ingresados en nuestras unidades y a sus familiares. "Calidad" en la mejor acepción de la palabra y en todos los sentidos: científico-técnica, satisfacción, optimización de recursos, etc...

El comentario de Gloria es una realidad para ella (desgraciadamente) en estos momentos, que se hace habitual para cualquier otro familiar independientemente de su relación con el sistema sanitario (1-3).

Comparto con ella muchas de las apreciaciones que realiza acerca de la indiferencia con que habitualmente se tratan las necesidades de los familiares de pacientes ingresados en UCI. Tras largo tiempo de revisión de abundante bibliografía al respecto (escasa en nuestro medio), con motivo de un trabajo de investigación que desarrollamos en nuestra unidad, sorprende observar la diferencia entre la práctica habitual y las recomendaciones surgidas de los estudios realizados sobre el asunto (4-5).

Existen muchos mitos sobre los que se sustentan creencias muy arraigadas sobre el supuesto efecto negativo de la presencia de los familiares en las unidades (6-9). Creencias basadas en la tradición y no en la ciencia, que determinan una práctica desligada de las recomendaciones científicas disponibles (10). Tras una concepción biomédica centrada exclusivamente en la patología, tratamiento y resultados, se oculta una falta de atención integral a la persona menospreciando el valor de cualquier aspecto no fisiológico.  Amparados por un sistema de visitas restrictivas y por un ambiente de gran tecnicismo nos hacemos impermeables a las necesidades de los propios pacientes, sus familiares y a cualquier recomendación científica de incluir a los familiares en los planes de cuidados y prestarles la atención que demandan.

Cuando un paciente ingresa en una UCI, se desvincula por completo de su entorno, su ambiente. Se fragmenta su integridad social y la de su familia.

Nos planteamos si los familiares son competentes para tomar decisiones relativas a los pacientes por los niveles de ansiedad que padecen (11).  No nos planteamos sin embargo si ese estrés y esa ansiedad no son la consecuencia de una falta de atención adecuada de sus necesidades. Tampoco nos planteamos si somos nosotros competentes, independientemente del nivel de ansiedad particular de cada cual, de las diferencias culturales con esos familiares, de la distinta concepción de la vida que podamos tener, del estrés de las situaciones de emergencia, del burnout... A los médicos les corresponde tomar decisiones médicas, sin duda. A enfermería proporcionar cuidados. Pero, ¿deben ser decisiones exclusivamente médicas limitar el esfuerzo terapéutico, el acceso a un ser querido?...¿?

La bibliografía disponible pone de manifiesto la importancia de un abordaje multidisciplinar de las necesidades de los familiares de pacientes críticos y el importante papel de las enfermeras en este aspecto por su continua permanencia en la unidad. Igualmente se aprecia una gran variabilidad dependiente no solo del centro en cuestión sino también del profesional concreto de que se trate (4,12).

La AACN (asociación americana de enfermeras de cuidados intensivos) publicó una guía de referencia para el trato a la familia  titulada “Family Visitation & Partnership in the Critical Care Unit” (13), que revisa los resultados de numerosas investigaciones y las maneras en que se integran en la práctica clínica. Esta guía se basa en la mejor evidencia disponible para realizar una serie de recomendaciones y propone soluciones potenciales a los problemas posibles.

Se recomienda un cambio progresivo hacia una política de visitas más flexible cuyo objetivo sea la tendencia a la individualización considerando las preferencias del paciente y de la familia.

El cambio no debe ser únicamente de política sino también de cultura. Las políticas de visitas deben convertirse en guías de practica clínica de atención a los familiares incorporando sus necesidades en los planes de cuidados.

Recientemente Henneman (14) recopila una serie de sugerencias para facilitar lo que denominan "Family-Centered Critical Care".  Diez pasos para tomar conciencia y aplicar en la práctica las recomendaciones de soporte familiar que minimizarían esa ansiedad descrita por otros autores y desatendida por la mayoría de nosotros.

Plantearse mejoras en la atención a los familiares asusta.  Equivocadamente se relaciona esta mejora con pérdida de poder, con una completa liberalización de las visitas y con un abandono del status actual. Cuando se pregunta a los familiares directamente, perciben como algo importante las limitaciones en las visitas en UCI proporcionando tiempo y condiciones adecuadas para proporcionar los mejores cuidados posibles.  Demandan más y mejor información, garantías de seguridad, proximidad, accesibilidad en un ambiente hostil.  Demandan algo que no debe ser un privilegio; es un derecho.

Para los profesionales que desarrollamos nuestra labor en cuidados intensivos debe ser una obligación partiendo de una concepción holística de la persona (15). El hecho de planificar esta atención constituiría en sí mismo una mejora para los profesionales, pacientes y familiares disminuyendo la aparición de conflictos, dando entrada en nuestros sistemas a las capacidades del individuo y su familia dejando de ser meros espectadores de las actuaciones que sobre ellos se realizan.

Todo un reto que no deberíamos esperar a descubrir después de una experiencia personal negativa.

Bibliografía:

  1. Kleiber C. Emotional responses of family menbers during a critical care hospitalization.  Am J Crit Care 1994; 3: 70-76.

  2. Rukholm E; Bailey P. Needs and anxiety levels in relatives of intensive care unit patients. J Adv Nurs 1991; 16: 920-928.

  3. Leske JS. Needs of relatives of critically ill patients: A follow up. Heart lung 1986; 15: 189-193.

  4. Simon SK, Phillips K, Badalamenti S, Ohlert J, Krumberger J. Current practices regarding visitation policies in critical care units. Am J Crit Care 1997; 6: 210-217.

  5. Carlson B, Riegel B, Thomason T. Visitation: policy versus practice. Dimens Crit Care Nurs 1998;17: 40-47.

  6. Brown AJ. Effect of family visit on the blood pressure and heart rate of patients in the coronary care unit.  Heart Lung 1976; 5: 291-296.

  7. Simpsom T, Shaver J. Cardiovascular responses to family visits in coronary care unit patients. Heart Lung 1990; 19: 344-351.

  8. Simpsom T, Shaver J. A comparison of hypertensive and nonhypertensive coronary care patients’ cardiovascular responses to visitor. Heart Lung 1991; 20: 213-220.

  9. Giuliano K, Giuliano A. Cardiovascular responses to family visitation and nurse-physician rounds. Heart Lung 1992; 21: 290.

  10. Kirchhoff KT, Pugh E, calame RM, Reynolds N. Nurses’ beliefs and attitudes toward visiting in adult critical care settings. Am J Crit Care 1993; 2: 238-245.

  11. Palencia Herrejón E. ¿Son competentes los familiares de los pacientes críticos para la toma de decisiones?. REMI 2002; 2 (1): 296.

  12. Plowright CI.  Revisiting visiting in intensive therapy units. Intensive Crit Care Nurs 1996; 12: 231-238.

  13. Titler MG. Family Visitation and Partnership in the Critical Care Unit. In: Protocols for Practice: Creating a Healing Environment. Aliso Viejo, Calif: AACN, 1997.

  14. Henneman E, Cardin S. Family-Centered Critical Care: A Practical Approach to Making It Happen. Crit Care Nurs 2002; 22: 12-19.

  15. Díaz Chicano JF, Castañón Baquera R. Cuidados a familiares de pacientes críticos. Enfermería Científica 1997; 184-185: 26-30.

José Manuel Velasco Bueno

DUE, UCI Hospital Costa del Sol

Marbella, Málaga.
http://www.terra.es/personal3/josevb/

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última modificación: 01/07/2007