Revista Electrónica de Medicina Intensiva
Caso nº 8. Vol 3 nº 12, diciembre 
2003.
Autor: Ana de Pablo Hermida, Gloria Andrade 
Vivero, Eduardo Palencia Herrejón
http://remi.uninet.edu/2003/12/REMIC008R.htm
Ictus isquémico 
masivo en una mujer joven: disección espontánea de arteria carótida 
interna 
Pregunta nº 1: 
Las medidas iniciales que se deben instaurar en un paciente con infarto cerebral 
extenso cuya situación neurológica se deteriora debido a la formación de edema 
cerebral, de acuerdo con la American Heart Association, son: La respuesta correcta es: c) Agentes osmóticos e 
hiperventilación moderada. Las recientemente publicadas guías clínicas de la 
American Stroke Association (1) y la European Stroke Initiative (2) recomiendan 
el uso inicial de agentes osmóticos (manitol, suero salino hipertónico...) en 
los enfermos con deterioro neurológico secundario a hipertensión endocraneal en 
el seno de un infarto hemisférico. Sin embargo, algunos autores sugieren que el 
control de PIC mediante agentes osmóticos podría ser perjudicial debido a que la 
reducción del volumen en el hemisferio contralateral, que mantiene intacta la 
barrera hematoencefálica y la autorregulación cerebral, podría ser más 
pronunciada que en el hemisferio infartado, incrementando la lesión secundaria 
del tejido sano. La hiperventilación moderada se considera una 
medida contemporizadora para ganar tiempo mientras se instauran otras medidas 
más definitivas de control de la hipertensión intracraneal. Se ha recomendado la instauración precoz de 
modalidades terapéuticas más agresivas, como la hipotermia y la cirugía 
descompresiva, argumentando que la supervivencia y recuperación funcional 
mejorarían si el tratamiento se instaura incluso antes de que comience el 
deterioro clínicamente evidente. La
colaboración 
Cochrane ha revisado una variedad de opciones terapéuticas en el ictus 
isquémico agudo, encontrando escasa evidencia que apoye el empleo de ninguna de 
ellas (manitol, corticoides, descompresión quirúrgica, hipotermia: 3-6). Una 
reciente revisión publicada por Hofmeijer (7) concluye que no existe ninguna 
modalidad terapéutica que haya demostrado eficacia en el infarto hemisférico. 
Pregunta nº 2:
Los factores que influyen de forma más decisiva en 
la eficacia de la hemicraniectomía descompresiva en el ictus isquémico son: La respuesta correcta es: d) Amplitud y precocidad. Debido a las limitaciones que presenta el 
tratamiento médico en el control de la hipertensión endocraneal, se ha propuesto 
el uso de cirugía descompresiva en los pacientes con deterioro neurológico en el 
seno del ictus isquémico (5). Esta técnica reduciría la PIC preservando el flujo 
sanguíneo cerebral, por lo que prevendría el daño cerebral secundario. La precocidad de la técnica podría obtener 
mejores resultados tanto en supervivencia como en recuperación funcional, 
mejorando la hemodinámica cerebral incluso antes de que el clínico pueda 
detectar el deterioro neurológico. Por este motivo, tiene gran interés la 
búsqueda de variables predictoras sensibles y precoces de edema cerebral. A este respecto, se ha encontrado valor 
pronóstico a la presencia de determinados antecedentes o hallazgos clínicos, 
como un valor alto en la escala NIHSS (National Institutes of Health Stroke 
Scale) al ingreso, náuseas o vómitos precoces, y antecedentes de hipertensión 
arterial e insuficiencia cardiaca (8, 9). Se ha encontrado asimismo valor 
pronóstico a la extensión o el volumen de la lesión en TC ó RNM (10). Los 
predictores precoces más sensibles del desarrollo de infarto maligno podrían ser 
el déficit completo de perfusión en el territorio de la arteria cerebral media 
(11), o la oclusión de la arteria cerebral media en angio-resonancia o doppler 
transcraneal (12, 13). Una suficiente amplitud de la craniectomía es 
fundamental no sólo para asegurar la eficacia de la descompresión, sino también 
para evitar que se vea comprometida la perfusión del tejido herniado (14). Pregunta nº 3: La disección espontánea de arteria carótida 
interna: a) Es una causa excepcional de ictus isquémico. La respuesta correcta es: d) Se le está otorgando importancia a 
las infecciones recientes como desencadenante de disección de arterias 
cervicales. La disección espontánea de las arterias 
cervicales se consideró durante mucho tiempo una causa rara de ictus y el 
diagnóstico siempre se realizaba post-mortem. No fue hasta finales de la 
década de los 70 cuando se describieron disecciones de arterias carótidas y 
vertebrales, detectadas por técnicas de imagen. La disección espontánea de las arterias carótidas 
y vertebrales representa un 2% de todos los ictus isquémicos, alcanzando un 
10-25% en el caso de adultos jóvenes y edades medias de la vida, por lo que no 
se puede considerar una causa excepcional de ictus. Afecta a todos los grupos de 
edad, incluyendo niños, con un pico máximo en la 5ª década de la vida. Asimismo, 
no guarda relación con el sexo, aunque las mujeres tienen una media de 5 años 
menos que los varones en el momento de la disección. Los segmentos extracraneales de 
las arterias carótidas y vertebrales son más propensos a disecarse que sus 
porciones intracraneales, e incluso que otras arterias extracraneales de grosor 
similar, como son las arterias coronarias o renales. Esto se ha puesto en 
relación con la mayor movilidad que existe en los segmentos extracraneales de 
dichas arterias y por la posibilidad de ser dañadas por el contacto con 
estructuras óseas (vértebras cervicales y apófisis estiloides). Por el 
contrario, la disección de la porción intracraneal de la arteria carótida 
interna es muy infrecuente (hay menos de 100 casos descritos en la literatura). 
En ocasiones tales pacientes se diagnostican erróneamente de vasculitis y se 
tratan con esteroides. Su patogénesis es 
multifactorial, abarcando factores genéticos y ambientales. Entre las 
conectivopatías más importantes asociadas a mayor riesgo de disección destacan 
los síndromes de Ehlers-Danlos IV y Marfan, la enfermedad renal poliquística y 
la osteogénesis imperfecta tipo I, si bien sólo se han encontrado en un 1-5% de 
los pacientes con disección espontánea. Un 5% de los pacientes con disección 
espontánea de arterias carótidas tienen historia de asociación familiar de 
disección de la aorta o de sus ramas principales. En un 15% de las 
arteriografías realizadas se encuentra displasia fibromuscular, así como 
anomalías ultraestructurales en el tejido conectivo en 2/3 de los pacientes. 
Entre los factores ambientales se han descrito como desencadenantes las 
prácticas que implican movimientos de hiperextensión y rotación bruscos del 
cuello. Existen varios casos descritos en la literatura de disecciones 
cervicales asociadas a manipulaciones quiroprácticas (no obstante, es destacable 
que el dolor por disección comúnmente imita el dolor cervical 
músculo-esquelético). Cada vez 
adquiere más trascendencia la posibilidad de un desencadenante infeccioso en la 
patogénesis de la disección cervical. Se ha comprobado que la infección reciente 
es más frecuente en los pacientes con disección cervical espontánea que en los 
controles (ictus por otras causas), con una odds ratio de 3. Parece ser 
la propia infección, que no los factores mecánicos implicados como la tos, 
estornudos, etc... lo que se relaciona con la disección, aunque se requieren más 
estudios para poder extraer conclusiones, puesto que la naturaleza de este 
mecanismo se desconoce actualmente. No se han evaluado en su etiopatogenia 
factores comunes de daño vascular como son el tabaco, la HTA y los 
anticonceptivos orales. Pregunta nº 4: La disección espontánea de la arteria 
carótida interna: a) Debuta 
  clínicamente con manifestaciones isquémicas (hemiplejia contralateral a la 
  disección, lo más frecuente). La respuesta correcta es: d) La combinación de 
Doppler color con la ultrasonografía convencional proporciona la información más 
útil para la detección y el seguimiento de la disección de arterias 
cervicales. El dolor es habitualmente la 
primera manifestación de disección de la arteria carótida interna, y el tiempo 
medio de aparición de otros síntomas es de unos 4 días. El dolor puede 
presentarse de la siguiente manera: Dolor cervical, habitualmente localizado y 
  persistente, imitando un dolor muscular o una carotidinia idiopática si se 
  asocia a hipersensibilidad local. Dolor facial, unilateral u orbitario. Cefalea unilateral, la localización más 
  frecuente (2/3), fundamentalmente frontotemporal y de inicio 
gradual. El síndrome de Horner 
unilateral (sin anhidrosis facial) ocurre en menos de la mitad de los casos. En 
un 12% de los casos se produce afectación de pares craneales, fundamentalmente 
bajos. Los síntomas isquémicos (cerebrales o retinianos) ocurren entre un 50-95% 
de los casos. Sin embargo, esta frecuencia ha descendido en los últimos años 
dado que se diagnostica más precozmente. El accidente isquémico transitorio 
precede habitualmente al ictus isquémico, siendo pocos los casos de ictus (menos 
de 1/5) que no presentan síntomas centinela. A diferencia de la disección 
carotídea extracraneal, vista hasta ahora, cuando ocurre en su porción 
intracraneal, puede acompañarse de hemorragia subaracnoidea (puesto que las 
capas media, adventicia y membrana elástica externa están menos desarrolladas en 
estos segmentos). Los pacientes con disección de arteria carótida interna en su 
porción intracraneal presentan, de forma casi invariable, manifestaciones 
isquémicas inmediatas a la aparición de la cefalea. La angiografía ha sido 
considerada durante mucho tiempo la prueba diagnóstica de elección en las 
disecciones arteriales. Sin embargo, las características patognomónicas de 
disección, tales como el desgarro de la íntima o una doble luz, se detectan en 
menos del 10% de los casos. La resonancia magnética nuclear (RMN) está 
reemplazando actualmente a la arteriografía convencional como técnica de 
elección para el diagnóstico de disección cervical. La RMN es superior a la 
angiografía cuando no existen anomalías en la luz del vaso o cuando existen 
hematomas intramurales de poco tamaño. El TAC helicoidal angiográfico ofrece 
resultados similares a la RMN, aunque la experiencia con esta técnica es más 
limitada. Los ultrasonidos son útiles en la evaluación inicial de pacientes con 
sospecha de disección cervical. Aunque no permiten identificar el lugar donde se 
origina la disección, detectan una alteración del flujo sanguíneo en más del 90% 
de los pacientes. Es la 
técnica combinada de doppler color con ultrasonidos transcraneal, la que 
proporciona la información más útil en el diagnóstico y seguimiento de la 
disección cervical, aunque casi siempre está indicada la confirmación con 
angiografía o RMN. Pregunta nº 5: En la 
disección de las arterias cervicales: a) El tratamiento de 
  elección es la angioplastia con balón y el emplazamiento de prótesis 
  (stent). La respuesta correcta es: d) El tratamiento con 
fibrinolisis (intravenosa / intraarterial) puede resultar beneficioso en algunos 
casos. Los estudios de imagen sugieren 
que más del 90% de los infartos debidos a disección son de causa tromboembólica 
y no hemodinámica, y el doppler transcraneal muestra una alta frecuencia de 
microémbolos cerebrales. Es por ello que para prevenir las complicaciones 
tromboembólicas se recomienda tratamiento antitrombótico en todos los pacientes 
con disección cervical aguda, independientemente del tipo de síntomas, siempre 
que no existan contraindicaciones, como son la extensión intracraneal de la 
disección, infarto de gran tamaño con efecto masa asociado, transformación 
hemorrágica del área infartada o aneurisma intracraneal. Aunque se viene 
hablando del tratamiento antitrombótico desde la década de los años 70, no se ha 
realizado hasta la fecha ningún ensayo aleatorizado donde se haya probado la 
validez de dicho tratamiento (15). Aunque, por tanto, no hay ninguna evidencia 
que apoye su uso rutinario en el tratamiento de la disección cervical, el plan 
terapeútico que se sigue en la mayoría de los centros hospitalarios es la 
anticoagulación con heparina no fraccionada seguido de warfarina. Algunos 
pacientes, especialmente aquellos que no muestran signos de isquemia, se tratan 
sólo con tratamiento antiagregante. El tratamiento 
endovascular/quirúrgico ha de reservarse para los pacientes con síntomas 
persistentes de isquemia pese a una anticoagulación adecuada (INR 2-3). La mayoría de las disecciones 
cervicales cierran espontáneamente. Los síntomas reaparecen en los primeros 3- 6 
meses del inicio de la disección, pero raramente más allá de los 6 meses. Al 
año, el riesgo es de un 1%, persistiendo al menos durante una década. La 
recurrencia de la disección ocurre con más frecuencia en una arteria no 
implicada en la disección previa. Es muy infrecuente que la disección se repita 
en la misma arteria. No existe ninguna evidencia que sugiera que el tratamiento 
antitrombótico influya en el riesgo de recurrencia de la disección. El papel de la trombolisis es 
aún más incierto que el manejo antitrombótico en la disección de arterias 
cervicales. Hay publicaciones en la última década que sugieren que la 
trombolisis podría ser practicable en ictus embólicos causados por disección 
arterial sin ser perjudicial. Todos los casos se refieren a disecciones 
extracraneales. No obstante, antes de sacar conclusiones sobre la seguridad y 
eficacia del tratamiento trombolítico, se necesitan estudios de mayor 
tamaño. Recientemente, se ha propuesto 
el tratamiento con implantación de emergencia de stent en disecciones 
sintomáticas a pesar de tratamiento anticoagulante, aunque la experiencia hasta 
ahora es muy escasa (16, 17). Esta prometedora nueva modalidad terapéutica 
deberá ser evaluada en el futuro. Enlaces: Ana de Pablo Hermida, Gloria Andrade Vivero, Eduardo 
Palencia Herrejón
  b) Cuando ocurre, es más frecuente en su porción 
  intracraneal.
  c) En su etiopatogenia intervienen factores comunes de daño 
  vascular como son el tabaco, la hipertensión 
  arterial y los anticonceptivos orales.
  d) Se le está otorgando importancia a las infecciones recientes 
  como desencadenante de disección de arterias cervicales.
  b) La cefalea, 
  cuando aparece, es brusca y punzante, seguida de deterioro neurológico y 
  evolución fulminante (imitando la HSA de grados altos de 
Hunt-Hess).
  c) La arteriografía 
  es el diagnóstico de elección, puesto que permite detectar en un amplio 
  porcentaje de casos el desgarro de la íntima o una doble luz 
  vascular.
  d) La combinación 
  del Doppler-color con la ultrasonografía convencional proporciona la 
  información más útil para la detección y el seguimiento de la disección de 
  arterias cervicales.
  
  b) Están 
  contraindicados los fármacos antitrombóticos (antiagregantes o 
  anticoagulantes).
  c) La disección 
  recidiva en un amplio porcentaje de casos, especialmente tras el primer año, y 
  en la misma localización.
  d) El tratamiento 
  con fibrinolisis (intravenosa / intraarterial) puede resultar beneficioso en 
  algunos casos.
  
Servicio de Medicina Intensiva
Hospital Gregorio 
Marañón, Madrid
©REMI, http://remi.uninet.edu. Diciembre 
2003.