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Revista Electrónica de Medicina Intensiva
Especial nº 11. Vol 4 nº 1, enero 2004.
Autor: Eduardo Palencia Herrejón


Preparación de imágenes médicas para Internet
[Versión para imprimir]

A través de Internet podemos ver el trabajo de otros, pero también podemos mostrar al mundo nuestro trabajo.

En este tutorial divulgativo trataremos un aspecto importante y que a muchas personas les echa para atrás: la preparación de imágenes médicas para mostrarlas, bien por Internet, bien en una presentación local desde un ordenador, o incluso mediante las tradicionales diapositivas.

Las imágenes médicas que trataremos aquí serán básicamente dos: las imágenes radiológicas (radiografía simple, tomografía computerizada, ecografía) y las fotografías. La entrada de dichas imágenes a nuestro ordenador se realiza básicamente de dos maneras posibles: podemos obtener las imágenes a través de un escáner, o podemos adquirirlas en formato electrónico a partir de una cámara fotográfica digital.

Las imágenes radiológicas de calidad tienen un formato especial, el formato DICOM, que tiene el gran inconveniente de que ocupa una gran cantidad de espacio en disco y en memoria, lo que lo hace impráctico para presentaciones. El formato estándar para los cometidos habituales es el JPEG. Se han llevado a cabo bastantes estudios, que muestran que la pérdida de calidad que se produce durante la compresión de la imagen JPEG es prácticamente imperceptible para el ojo humano, por lo que éste es el formato ideal: prácticamente la misma calidad que DICOM, pero un tamaño mucho menor.

Obviando los pasos previos, imaginemos que ya tenemos nuestra imagen JPEG en nuestro ordenador, y queremos arreglarla para presentarla en una charla que daremos en nuestro hospital y también queremos enviarla a REMI para la sección de diagnóstico visual. A continuación veremos los pasos seguidos para conseguir una buena imagen. Hay que aclarar desde este momento que, con los programas de retoque fotográfico actuales, se pueden "trucar" las imágenes hasta que parezcan lo que no son. Aquí no estamos hablando de técnicas para falsificar imágenes, ni para que aparezcan signos o detalles que no existían en las imágenes originales; lo que queremos es optimizar la imagen original para presentarla sin pérdida de calidad con un tamaño asequible, eliminando los defectos e impercepciones debidos a la técnica, nunca para manipularla.

Existen para este fin un amplio abanico de programas de retoque fotográfico, de todos los tipos y precios. No puedo hablar de la mayoría de ellos, porque no los conozco. De entre los más populares figuran sin duda el Adobe Photoshop, el más difundido, de prestaciones profesionales; con este programa realizaremos este tutorial. El inconveniente principal, y no pequeño, de Photoshop es su elevado precio. Existen alternativas a este programa: Adobe Photoshop Elements es el hijo pequeño de Photoshop, y conserva gran parte de su funcionalidad con un precio mucho más bajo; incluso es fácil obtenerlo como obsequio si adquirimos una cámara digital, un escáner de sobremesa, o una tableta digitalizadora. Otros dos programas casi tan potentes como el Photoshop son el Paint Shop Pro, de gran calidad y de un precio similar al Photoshop Elements, o el GIMP, programa gratuito de licencia libre.

Tenemos interés en mostrar la TC de nuestra paciente, que ingresó con una hemorragia subaracnoidea (diagnóstico visual nº 13 de REMI), así que la colocamos en el intensificador de imágenes y la fotografiamos con nuestra cámara digital, una compacta que hace fotos automáticas de 3,1 megapixels, cada una de las cuales ocupa prácticamente un Mb en nuestro disco duro. Estas cámaras digitales se pueden adquirir en nuestro país por unos 300 o 350 €, y seguramente en unos pocos meses bajen bastante más de precio. La definición de 3,1 Mp es más que suficiente para cualquier propósito, la principal limitación de este tipo de cámaras es que no son capaces de funcionar de manera óptima en condiciones no estándar (poca luz, reflejos, etc.). Pero eso no lo vamos a tratar aquí.

   

Apagamos la luz de la habitación o dejamos solo una luz tenue y sin reflejos y colocamos la TC de nuestra paciente en un intensificador de imágenes limpio y que dé una luz uniforme. Podemos hacer la foto a pulso, aunque es probable que necesitemos varias pruebas porque salga movida. Es preferible utilizar un trípode para evitar el movimiento, o, si no disponemos de él, colocar la cámara sobre cualquier superficie plana frente a la imagen a fotografiar, como por ejemplo, una pila de libros sobre una mesa. Si la foto sale movida, es preferible disparar con temporizador para evitar el movimiento provocado al pulsar el disparador. Merece la pena que nos tomemos nuestro tiempo: una fotografía bien hecha ahorra luego mucho trabajo de retoque. El tamaño de la fotografía que hemos obtenido con nuestra cámara (889 Kb) es, obviamente, demasiado grande para enviar la fotogragía por Internet. Los blancos salen algo verdosos, lo que no queda bonito. Tenemos que quitar el nombre de la paciente para respetar su intimidad. La foto nos ha salido algo torcida. No os preocupéis, la reduciremos considerablemente de tamaño sin merma ninguna de calidad, y conseguiremos fácilmente eliminar todos los defectos que hemos mencionado y darle incluso un aspecto muy mejorado. Veamos cómo.

   

El primer paso es modificar el tamaño y la resolución de la imagen. Abrimos la imagen en Photoshop 7, y vemos la foto y su tamaño: en el elemento de menú Imagen/Tamaño de imagen podemos ver: anchura 2048 pixels (17,34 cm), altura 1536 pixeles (13 cm), resolución 300 pixeles/pulgada. Es una foto demasiado grande, y tiene una resolución innecesariamente alta: para verla en la pantalla de un ordenador o en un cañón de diapositivas, tenemos bastante con una resolución de 150 pixels/pulgada, y podemos reducir las dimensiones de la imagen a la mitad sin problemas. Para ello cambiamos la resolución a 150 y las dimensiones a 12 cm de anchura (automáticamente la altura se pone en 9 cm, para respetar las proporciones originales). Con estos cambios, el tamaño del archivo se ha reducido ahora a

El siguiente paso es eliminar el color. Una imagen radiográfica no necesita más que el blanco y negro (escala de grises); toda la información de color es, aparte de innecesaria, estéticamente fea, e indica las condiciones técnicas defectuosas en que hemos realizado la fotografía (luz ambiental, intensificador de imágenes, etc.). Vamos ahora al elemento de menú de Photoshop Imagen/Modo, y comprobamos que está marcado el elemento "color RGB"; ese es el formato de color que tiene la imagen, y lo cambiamos marcando el elemento de menú "Escala de grises". Photoshop nos pide confirmación para realizar el cambio, advirtiéndonos de que se perderá la información de colores que existe en la imagen. Pulsamos el botón "Aceptar", y nuestra imagen queda en escala de grises, ya con un tamaño de K.

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Eduardo Palencia Herrejón
©REMI, http://remi.uninet.edu. Enero 2004.

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