Preparación de imágenes médicas para
Internet
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A través de Internet podemos ver el
trabajo de otros, pero también podemos mostrar al mundo nuestro trabajo.
En este tutorial divulgativo trataremos un aspecto
importante y que a muchas personas les echa para atrás: la preparación de
imágenes médicas para mostrarlas, bien por Internet, bien en una
presentación local desde un ordenador, o incluso mediante las
tradicionales diapositivas.
Las imágenes médicas que trataremos aquí serán
básicamente dos: las imágenes radiológicas (radiografía simple, tomografía
computerizada, ecografía) y las fotografías. La entrada de dichas imágenes
a nuestro ordenador se realiza básicamente de dos maneras posibles:
podemos obtener las imágenes a través de un escáner, o podemos adquirirlas
en formato electrónico a partir de una cámara fotográfica digital.
Las imágenes radiológicas de calidad tienen un formato
especial, el formato DICOM, que tiene el gran inconveniente de que ocupa
una gran cantidad de espacio en disco y en memoria, lo que lo hace
impráctico para presentaciones. El formato estándar para los cometidos
habituales es el JPEG. Se han llevado a cabo bastantes estudios, que
muestran que la pérdida de calidad que se produce durante la compresión de
la imagen JPEG es prácticamente imperceptible para el ojo humano, por lo
que éste es el formato ideal: prácticamente la misma calidad que DICOM,
pero un tamaño mucho menor.
Obviando los pasos previos, imaginemos que ya tenemos
nuestra imagen JPEG en nuestro ordenador, y queremos arreglarla para
presentarla en una charla que daremos en nuestro hospital y también
queremos enviarla a REMI para la sección de diagnóstico visual. A
continuación veremos los pasos seguidos para conseguir una buena imagen.
Hay que aclarar desde este momento que, con los programas de retoque
fotográfico actuales, se pueden "trucar" las imágenes hasta que parezcan
lo que no son. Aquí no estamos hablando de técnicas para falsificar
imágenes, ni para que aparezcan signos o detalles que no existían en las
imágenes originales; lo que queremos es optimizar la imagen original para
presentarla sin pérdida de calidad con un tamaño asequible, eliminando los
defectos e impercepciones debidos a la técnica, nunca para manipularla.
Existen para este fin un amplio abanico de programas de
retoque fotográfico, de todos los tipos y precios. No puedo hablar de la
mayoría de ellos, porque no los conozco. De entre los más populares
figuran sin duda el Adobe Photoshop, el más difundido, de prestaciones
profesionales; con este programa realizaremos este tutorial. El
inconveniente principal, y no pequeño, de Photoshop es su elevado
precio. Existen alternativas a este programa: Adobe Photoshop Elements es
el hijo pequeño de Photoshop, y conserva gran parte de su funcionalidad
con un precio mucho más bajo; incluso es fácil obtenerlo como obsequio si
adquirimos una cámara digital, un escáner de sobremesa, o una tableta
digitalizadora. Otros dos programas casi tan potentes como el Photoshop
son el Paint Shop Pro, de gran calidad y de un precio similar al Photoshop
Elements, o el GIMP, programa gratuito de licencia libre.
Tenemos interés en mostrar la TC de nuestra paciente,
que ingresó con una hemorragia subaracnoidea (diagnóstico visual nº 13 de
REMI), así que la colocamos en el intensificador de imágenes y la
fotografiamos con nuestra cámara digital, una compacta que hace fotos
automáticas de 3,1 megapixels, cada una de las cuales ocupa prácticamente
un Mb en nuestro disco duro. Estas cámaras digitales se pueden adquirir en
nuestro país por unos 300 o 350 €, y seguramente en unos pocos meses bajen
bastante más de precio. La definición de 3,1 Mp es más que suficiente para
cualquier propósito, la principal limitación de este tipo de cámaras es
que no son capaces de funcionar de manera óptima en condiciones no
estándar (poca luz, reflejos, etc.). Pero eso no lo vamos a tratar aquí.
Apagamos la luz de la habitación o dejamos solo una luz
tenue y sin reflejos y colocamos la TC de nuestra paciente en un
intensificador de imágenes limpio y que dé una luz uniforme. Podemos hacer
la foto a pulso, aunque es probable que necesitemos varias pruebas porque
salga movida. Es preferible utilizar un trípode para evitar el movimiento,
o, si no disponemos de él, colocar la cámara sobre cualquier superficie
plana frente a la imagen a fotografiar, como por ejemplo, una pila de
libros sobre una mesa. Si la foto sale movida, es
preferible disparar con temporizador para evitar el movimiento provocado
al pulsar el disparador. Merece la pena que nos tomemos nuestro tiempo:
una fotografía bien hecha ahorra luego mucho trabajo de retoque. El tamaño
de la fotografía que hemos obtenido con nuestra cámara (889 Kb) es,
obviamente, demasiado grande para enviar la fotogragía por Internet. Los
blancos salen algo verdosos, lo que no queda bonito. Tenemos que quitar el
nombre de la paciente para respetar su intimidad. La foto nos ha salido
algo torcida. No os preocupéis, la reduciremos considerablemente de tamaño
sin merma ninguna de calidad, y conseguiremos fácilmente eliminar todos
los defectos que hemos mencionado y darle incluso un aspecto muy mejorado.
Veamos cómo.
El primer paso es modificar el tamaño y la resolución
de la imagen. Abrimos la imagen en Photoshop 7, y vemos la foto y su
tamaño: en el elemento de menú Imagen/Tamaño de imagen podemos ver: anchura 2048 pixels
(17,34 cm), altura 1536 pixeles (13 cm), resolución 300 pixeles/pulgada.
Es una foto demasiado grande, y tiene una resolución innecesariamente
alta: para verla en la pantalla de un ordenador o en un cañón de
diapositivas, tenemos bastante con una resolución de 150 pixels/pulgada, y
podemos reducir las dimensiones de la imagen a la mitad sin problemas.
Para ello cambiamos la resolución a 150 y las dimensiones a 12 cm de
anchura (automáticamente la altura se pone en 9 cm, para respetar las
proporciones originales). Con estos cambios, el tamaño del archivo se ha
reducido ahora a
El siguiente paso es eliminar el color. Una imagen
radiográfica no necesita más que el blanco y negro (escala de grises);
toda la información de color es, aparte de innecesaria, estéticamente fea,
e indica las condiciones técnicas defectuosas en que hemos realizado la
fotografía (luz ambiental, intensificador de imágenes, etc.). Vamos ahora
al elemento de menú de Photoshop Imagen/Modo, y comprobamos
que está marcado el elemento "color RGB"; ese es el formato de color que
tiene la imagen, y lo cambiamos marcando el elemento de menú "Escala de
grises". Photoshop nos pide confirmación para realizar el cambio,
advirtiéndonos de que se perderá la información de colores que existe en
la imagen. Pulsamos el botón "Aceptar", y nuestra imagen queda en escala
de grises, ya con un tamaño de K.
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Eduardo Palencia Herrejón
©REMI, http://remi.uninet.edu.
Enero 2004.
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