Sumatra (tercera parte). Otras reflexiones
Intentar trabajar en zonas lejanas y semidestruidas
obliga a invertir esfuerzos en asuntos no sanitarios. Por cada hora
asistiendo a un paciente hay mucho tiempo de planificación, de contactos
personales, de dedicación a la propia supervivencia. Solo era posible ser
eficaz trabajando en equipo, prestando ayuda y recibiéndola con
naturalidad.
De Sumatra he vuelto como de un viaje interior. La vida
en Banda Aceh tenía algo de fluido y esencial que cuesta mucho percibir
en occidente. El mundo es muy grande. En otros extremos del globo hay
lugares asolados por la naturaleza en los que los supervivientes ponen sus
ropas y alfombras a secar al sol. Allí los estudiantes de medicina tienen
un póster de Bin Laden en sus aulas y sin embargo las mujeres de luto
abrazan al extraño, los niños juegan, los jóvenes presumen de gallos de
pelea y muchos, muchos, sonríen por la calle. Tienen una capacidad de
reconstrucción impresionante.
Guardo un cariño inmenso por los compañeros de viaje.
Nunca olvidaré la charla y el plato de comida caliente en el momento
preciso. Nos seguimos saludando con abrazos y risas. He llegado a Madrid y
me ha llamado la atención tanto gesto adusto en la calle. La gente parece
malhumorada y preocupada por problemas absurdos. Aún me maravillo
bebiendo agua del grifo y comprando en supermercados con hilo musical y
estanterías rebosantes de comida.
Me pregunto si volveré a utilizar mis nociones de
idioma indonesio. ¿Cómo se escribe Terimakasi? Gracias...
Nieves de Lucas García
SAMUR-Protección Civil, Madrid
©REMI, http://remi.uninet.edu.
Marzo 2005
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