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Revista Electrónica de Medicina Intensiva
En voz baja. Vol 3 nº 10, octubre 2003.
Autores: Alfredo Serrano Moraza y Andrés Pacheco Rodríguez

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Peter Safar (I): El legado científico

Cuando, en 1948, con veinticuatro años, Peter parte para Yale a fin de seguir un período de formación en cirugía, apenas unos meses le separan de su destino, esta vez definitivo. Allí descubre, en sus propias palabras, “que la cirugía no podría avanzar sin un mejor soporte vital, [un soporte vital] que se aprende en anestesiología”.


A este fin, inicia una apasionante residencia en Anestesia en Pensilvania. Con los ojos de un pionero, desde el principio descubre que los cuidados que él aplica en el quirófano, podrán igualmente aplicarse fuera de él, situación que vive y defiende con vehemencia.

Pasa unos meses en Perú, donde crea el primer Servicio de Anestesia en el Hospital Nacional del Cáncer de Lima, para regresar al Johns Hopkins de Baltimore. No siendo posible crear un segundo servicio de anestesia, Peter se traslada al del Baltimore City Hospital, dentro de la ciudad.

En esta encrucijada, aún desde su aparente torre de cristal, su interés se centra en la atención a las crisis que los pacientes sufren fuera del hospital, lo que incluye la asistencia en desastres. Su espíritu metódico le lleva a buscar técnicas que se puedan enseñar a la población a fin de acercar la resucitación a las calles. Integrando los conocimientos de la época, en 1957 documenta los pasos A y B del soporte vital básico, mientras el paso C corre a cargo de otros grupos de investigadores.

La técnica de aplicar compresiones torácicas externas, aunque utilizada ocasionalmente desde el siglo XIX, fue redescubierta en 1958 en el Johns Hopkins, si bien resultan de vital importancia los esfuerzos del psiquiatra ruso Vladimir Negovsky, recientemente fallecido, al que Peter se esforzó en reconocer, junto a otros muchos investigadores. Ambos fueron nominados de forma conjunta para el Nobel en un par de ocasiones.

Aprovechando uno de sus congresos, un colega noruego le pone en contacto con el constructor de juguetes Asmund Laerdal, que construye la conocida muñeca Resusci-Anne, y cuyas facciones tomó de la máscara de una chica que se ahogó en el Sena.

Participa activamente en el desarrollo de la secuencia de soporte vital avanzado y prolongado. En su afán por conocer la técnica más eficaz para aislar la vía aérea, sus experimentos pioneros -difíciles de aplicar bajo las consideraciones éticas actuales- incluían la interrupción de la respiración por curare en voluntarios (JAMA 1958; 167: 335-341  y  JAMA 1961; 176: 574-576).

Pero es su interés por el desarrollo de las técnicas de la resucitación el que le lleva a adentrarse en terrenos donde no lo hizo ningún otro anestesiólogo. Contempla con nitidez la necesidad de proporcionar cuidados especializados al paciente con colapso cardiovascular y/o trauma en el medio extrahospitalario. En la década de los 50 conoce a Martín McMahon, jefe del Servicio de Ambulancias del Cuerpo de Bomberos de Baltimore, quien le muestra las condiciones de asistencia y traslado en el país. Ambos diseñan una moderna ambulancia, con espacio para un asistente. Los meses siguientes fueron testigos de la formación de los primeros “técnicos” de emergencias.

En aquella época, su propia unidad de recuperación carecía de personal por la noche. Peter documenta la necesidad de proporcionar cuidados a cualquier hora, no sólo para los pacientes en coma tras PCR sino para aquéllos que han sufrido intervenciones graves y necesitan ventilación mecánica y fluidoterapia de forma continuada. Safar adopta la experiencia escandinava con motivo de la epidemia de polio, y en 1958 inicia la que se puede denominar la primera unidad de cuidados intensivos polivalentes con personal médico. La mecha estaba ya encendida.

En 1961, preocupado por la enseñanza de las técnicas descritas a las nuevas generaciones, crea la primera escuela y programa de formación en resucitación en la Universidad de Pittsburg.

Al año siguiente, mientras pronuncia una conferencia en Chicago, fallece su hija Elizabeth a los 11 años víctima de un ataque agudo de asma. Este evento suscita en él dos inquietudes. La primera cuestiona la idoneidad del personal de policía para proporcionar cuidados en la calle. Un año más tarde, en 1967, crea el Freedom House Enterprise Ambulance Service, primer servicio de la ciudad dotado con paramédicos.

La segunda le obliga a desarrollar técnicas al objeto de preservar la función cerebral del paciente, y será una línea de trabajo que le acompañará hasta el final de sus días, y aún más allá, como veremos más adelante.

Fruto de su trabajo incansable, durante los seis años que estuvo en el Baltimore City Hospital, continuó desarrollando recomendaciones a nivel nacional. En 1976, ayuda a crear la que sería la World Association for Disaster and Emergency Medicine. En 1979 funda el Centro Internacional de Investigación en Resucitación (IRRC) en Pittsburg, que en 1994 será llamado el Centro Safar en su honor.

Tras haber realizado más de un millón de intervenciones anestésicas, en 1989 se retira de la práctica a la edad de 65 años. Desde entonces, su actividad no ha cesado, siendo autor de numerosos estudios en el campo de la resucitación. Su actividad intelectual se recoge en 1.389 publicaciones, que incluyen 384 originales, más de 30 libros y manuales y más de 600 abstracts. Ha sido autor, editor o co-autor de libros pioneros sobre terapia respiratoria, consideraciones de salud pública en medicina crítica y anestesia, RCP y medicina de emergencias. Desde los años 60, editó el libro de recomendaciones inernacionales en RCP, respaldado por la World Federation of Societies of Anesthesiologists (WFSA), y tomó parte en los primeros pasos de las revistas Journal of Critical Care Medicine (1972), Journal of Prehospital and Disaster Medicine (1982), escribiendo su autobiografía en un libro de la American Society of Anesthesiologists (2000).

Peter Safar falleció el 3 de agosto de 2003 a la edad de 79 años, tras una larga enfermedad por un tumor de colon. Desde entonces, las reacciones internacionales no han cesado, y una avalancha de e-mails nos ha permitido sospechar su talla científica, registrada para siempre en los anales de la resucitación.

Alfredo Serrano Moraza, Andrés Pacheco Rodríguez
©REMI, http://remi.uninet.edu. Octubre 2003.

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