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  Síndrome respiratorio agudo grave
 

 

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Revista Electrónica de Medicina Intensiva
Artículo nº S3. Vol 3 nº S2, abril 2003

Autor: Beatriz Sánchez Artola

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Síndrome respiratorio agudo grave (SRAG)
Esta página ha sido actualizada con fecha: martes, 22 de abril de 2003

Epidemiología:

A la vista de los más de 3.000 casos oficialmente comunicados a mediados de abril de 2003, la diseminación del Síndrome Respiratorio Agudo Grave (SARS) superará las pesimistas expectativas que los médicos de las regiones afectadas por la transmisión local ya nos transmitían precozmente. En días pasados, en Hong Kong, preparaban su infraestructura sanitaria para atender de 1.000 a 3.000 nuevos afectados, solo durante este mes. La OMS teme que el número real de casos de SARS en China puede ser muy superior al de casos comunicados oficialmente.

El SARS es una enfermedad “emergente”, al parecer originada en Guangdong, China, durante el mes de noviembre de 2002, aunque hasta febrero de 2003 no se había reconocido esta neumonía atípica como una entidad nueva. Los viajes internacionales han permitido la difusión mundial del síndrome, habiéndose comunicado casos en 27 países, incluido el nuestro.

Las regiones donde se ha constatado la transmisión local de la neumonía atípica no habían variado desde el inicio de la epidemia: Guangdong, Hong Kong y Taiwan (China), Toronto (Canadá), Hanoi (Vietnam) y Singapur. Pero el 27 de marzo se añadió Shanxi a las zonas afectadas, el 11 de abril se incluyó a Beijing y en la actualización del 12 de abril de la OMS, aparecen también Londres y Estados Unidos. En el resto de los países, de momento, tiene el carácter de enfermedad importada.

Existe confusión, tanto en la literatura médica como en las notas de prensa, a la hora de valorar las tasas de letalidad de la enfermedad. Se citan repetidamente cifras del 4,5-5%, indicando que el número de fallecidos supone ese porcentaje del total de casos declarados. Sin embargo, dichos números subestiman la letalidad de la enfermedad, ya que hasta ahora la mitad de los casos declarados se encuentran aún ingresados en los hospitales, siendo su desenlace final incierto. En cambio, si atendemos a los casos que han tenido ya un desenlace (muerte o alta hospitalaria), las cifras de letalidad (que aquí llamaremos letalidad corregida) se doblan, hasta llegar al 10%.

Un dato llamativo es la variabilidad de las tasas de letalidad en distintas áreas geográficas, siendo la de Canadá y Hong Kong muy elevada en comparación con el resto de los países que han comunicado casos (letalidad corregida superior al 18%), dato que puede hacer dudar de la veracidad de las estadísticas aportadas por otros países. Aún no se ha informado oficialmente de ningún fallecimiento en Europa ni en Estados Unidos.

Aunque, en sentido estricto, según demuestran las curvas epidémicas, el crecimiento del número de casos según el momento de inicio no es exponencial, parece que el "brote global" está lejos de controlarse. La gráfica de evolución del número de casos probables según la fecha de comunicación es realmente preocupante. En el segundo foco más importante, Hong Kong, la situación es extremadamente grave, notificándose más de 40 nuevos casos diarios, con unas elevadas tasas de mortalidad. Como factor agravante, una gran mayoría de los pacientes son personal sanitario que ha atendido a estos enfermos. En Hong Kong, donde la epidemia se inicia el 21 de febrero con la visita de un médico chino infectado, hasta un cuarto de los pacientes son facultativos y enfermeros, con lo que el sistema sanitario está al borde del colapso desde hace tiempo. Se cree que el uso de los nebulizadores en el paciente índice ha podido ser determinante en la amplia diseminación intrahospitalaria en el Hospital Príncipe de Gales de Hong Kong. En Toronto, los hospitales Scarborough Grace y York Central permanecen cerrados a causa del brote. Los estudiantes de Medicina no tienen acceso a los hospitales universitarios desde el 29 de marzo y sólo pueden atender a clases universitarias en caso de no haber tenido contacto con un entorno clínico durante al menos 10 días. Se han suspendido numerosas actividades universitarias como medida preventiva.

En la propagación inicial de la enfermedad ha podido ser determinante el papel de los denominados "superdiseminadores" (superspreaders). Estos pacientes fueron diagnosticados de neumonía atípica, sin tenerse aún conocimiento de que se trataba de un nuevo síndrome, por lo que no se tomaron las medidas epidemiológicas pertinentes.

Etiología:

Desde febrero, se investigó una amplia lista de patógenos, incluyendo adenovirus, virus influenza y parainfluenza, virus sincitial respiratorio, Legionella spp., Chlamydia spp. y Mycoplasma spp. Inicialmente se pensó que la causa podía ser un paramixovirus. Posteriormente, se comprobó que el agente etiológico causal, bien como causa suficiente o como cofactor necesario para el desarrollo de la enfermedad, era un virus con homología débil con Coronaviridae. Peiris et al, tras investigar 50 casos retrospectivamente encontraron evidencia serológica de infección por coronavirus en 45 y lo aislaron en cultivo de las muestras respiratorias de 2 de ellos, sin encontrarlo en ninguno de los controles (80 pacientes con otras enfermedades, respiratorias o no, y 200 voluntarios sanos), ni hallar coinfección por un metapneumovirus. El análisis mediante RT-PCR, la secuenciación de los fragmentos de ADN previamente extraídos y el estudio filogenético, mostraron que estaba relacionado con el grupo coronavirus II, aunque se trataba de un virus no conocido hasta ahora.

Una vez lograda la secuenciación completa del genoma de este SARS-virus (Cepa Urbani), se confirma la hipótesis previa de que es un coronavirus "nuevo". El 16 de abril de 2003, la OMS ha anunciado como definitivamente confirmado que un nuevo patógeno, un miembro de la familia de los coronavirus nunca visto antes en humanos, es la causa del SARS.

Clínica:

La vía de adquisición propuesta inicialmente es el contacto directo con secreciones respiratorias y posiblemente con fluidos corporales de pacientes afectados. La importantísima tasa de ataque de la enfermedad, a pesar de las notables medidas de contención epidemiológica tomadas, ha hecho sospechar a los médicos en contacto con estos pacientes la existencia de una transmisión indirecta (aérea o quizá feco-oral), posibilidad que de momento no se ha evidenciado y que se está investigando.

La patogenia no está aclarada. La grave respuesta inflamatoria sistémica desencadenada que lleva a los enfermos al distrés respiratorio sugiere un componente inmunopatológico, lo que podría explicar la respuesta (si es que ésta puede corroborarse de forma inequívoca) a los esteroides. Los hallazgos histopatológicos son superponibles a los del Síndrome de Dificultad (distrés) Respiratoria del Adulto (SDRA) clásico: daño alveolar difuso, con edema y membranas hialinas en las fases iniciales y exudados celulares fibromixoides en la fase de organización.

El período de incubación es corto, de 2 a 7 días (media de 2 a 11 días). Tras 5 días desde el inicio de los síntomas los pacientes requieren asistencia hospitalaria. Comienzan bruscamente con fiebre elevada, escalofríos y disnea, como síntomas principales. La tos improductiva y las mialgias aparecen en más de la mitad de los enfermos. Menos de la cuarta parte de los afectados tienen síntomas del tracto respiratorio superior, como rinorrea y faringodinia. Algunos (alredeor del 20%) sufren diarrea acuosa y anorexia. Otros síntomas posibles son: cefalea, síndrome confusional y exantema. Como en otras neumonías “atípicas” existe una importante disociación clínico-exploratoria. Menos del 40% de los pacientes en quienes se detectan infiltrados radiográficos tienen una auscultación pulmonar llamativa. La aparición de infiltrados pulmonares uni o bilaterales, intersticiales o no, es precoz, estando presentes en algunos pacientes antes de la aparición de la disnea. En los pacientes más graves los infiltrados son bilaterales desde el principio y progresan rápidamente desde las bases. La linfopenia (que aparece hasta en el 70% de los casos), la trombocitopenia y el aumento moderado de los niveles séricos de alanina aminotransferasa y de creatina fosfoquinasa son habituales. Lo más llamativo es los altos requerimientos de oxígeno que estos pacientes tienen, sin que padezcan enfermedades pulmonares o cardíacas previas.

La evolución de los enfermos que han necesitado ser atendidos en unidades de cuidados intensivos (UCI) tiene típicamente un curso bifásico. La primera fase de la enfermedad es “relativamente” benigna, apareciendo, a los 3 o 4 días del inicio de los síntomas, las alteraciones radiográficas. Algunos días más tarde los pacientes empeoran, requiriendo muchos de ellos altas concentraciones de oxígeno y desarrollando finalmente distrés.

Lee et al. han estudiado una cohorte de 138 casos secundarios y terciarios. En el análisis univariante de los datos han apreciado que los factores predictivos de evolución desfavorable, admisión en UCI y muerte son: la edad avanzada, el género masculino, una concentración sérica al ingreso y una concentración máxima de lactato deshidrogenasa (LDH) elevadas, una concentración sérica máxima de creatina fosfoquinasa alta, una cifra absoluta de neutrófilos  inicialmente elevada y la hiponatremia. Los autores añaden que la existencia de comorbilidad no se asocia estadísticamente a un peor pronóstico. En el análisis multivariante, los únicos datos relacionados con la mala evolución fueron la edad, los niveles de LDH y la neutrofilia. Los contactos familiares de los enfermos generalmente también evolucionan peor, lo que se explicaría por la exposición más prolongada al caso primario y la adquisición de un inóculo mayor.

Diagnóstico:

Se están haciendo grandes esfuerzos por encontrar un método diagnóstico precoz. La detección de anticuerpos mediante ELISA sólo es posible veinte días después del inicio de los síntomas. La inmunofluorescencia indirecta permite detectarlos unos 10 días desde el inicio de la enfermedad. La amplificación mediante RT-PCR específica es algo más rápida, pero no es lo suficientemente sensible; la duración de la viremia y de la excreción respiratoria es desconocida y la detección en la fase de convalecencia puede ser negativa. El grupo de trabajo de la OMS está investigando intensamente para mejorar los iniciadores (primers) y los protocolos de PCR para poder aumentar la sensibilidad. Hasta ahora esta técnica es un complemento, siendo el diagnóstico rutinario exclusivamente clínico, siguiendo las definiciones para “caso” y “caso probable” de la OMS. Sin embargo, el Instituto de Medicina Tropical Bernhard-Nocht de Hamburgo ha comunicado que en breve se dispondrá de un kit de PCR desarrollado por este centro, que permitirá reducir la complejidad y el tiempo del proceso de amplificación, además, de forma gratuita.

Tratamiento:

El tratamiento, actualmente recomendado en Hong Kong y China es añadir, a un betalactámico y un macrólido o bien a la monoterapia con fluorquinolona de tercera generación, la combinación de ribavirina y esteroides. Esta propuesta terapéutica aún se basa únicamente en la impresión clínica, puesto que no se dispone de datos concluyentes de sensibilidad del agente causal. La ribavirina debe administrarse a dosis de 8 mg/kg cada 8 horas, por vía intravenosa, o de 1.200 mg cada 12 horas, por vía oral, durante 7 o 14 días. La dosis de hidrocortisona es 2 mg/kg cada 6 horas o 4 mg/kg cada 8 horas, intravenosa, con disminución progresiva una vez obtenida la mejoría clínica. En los pacientes más graves, se recomienda comenzar con metilprednisolona endovenosa, 10 mg/kg/día, los dos primeros días, y cambiar entonces a la hidrocortisona. Los Centers for Disease Control and Prevention (CDC) y las autoridades canadienses se muestran reticentes a la recomendación sistemática de la ribavirina. Es un fármaco con efectos secundarios considerables y los datos preliminares de sensibilidad in vitro, indican que las concentraciones habituales de este antivírico que inhiben los virus sensibles no impiden la replicación ni la diseminación intercelular de este nuevo coronavirus o coronavirus-like. La actitud terapéutica esencial es la de mantener las medidas de soporte propias del distrés, pareciendo razonable adoptar la estrategia de ventilación protectora

Las únicas medidas preventivas disponibles, por ahora, son las inespecíficas. En los Estados Unidos de América, se ha añadido a la lista de enfermedades cuarentenales.

Quedan muchas incógnitas pendientes: ¿hay uno o varios mecanismos de transmisión directa? ¿cuál es el papel exacto de los llamados “superdiseminadores” del virus? ¿se trata únicamente de pacientes en quienes no se tomaron las medidas de contención epidemiológica adecuadas? ¿existen portadores asintomáticos? ¿por qué las tasas de mortalidad son tan dispares entre las regiones afectadas? ¿puede atribuirse el exceso de mortalidad de los pacientes canadienses únicamente a la edad más avanzada de los mismos, a un mayor inóculo por un contacto directo prolongado, a una predisposición genética…? ¿tendría importancia la infección previa por otros microorganismos “atípicos”, como Chlamydia pneumoniae, teniendo en cuenta la elevada seroprevalencia (superior al 70%) en habitantes canadienses asintomáticos? ¿existe un fenómeno de patogenicidad indirecta? ¿de existir, cuáles pueden ser los co-patógenos?.

Definiciones de caso de la OMS para la vigilancia del SARS:
(revisada el 1 de abril de 2003)

Caso sospechoso

Una persona que posteriormente al 1 de noviembre de 2002 tenga:
  1. Fiebre de más de 38ºC
  2. Tos o disnea
  3. Uno o más de los siguientes rasgos epidemiológicos, durante los 10 días previos al inicio de los síntomas:
  • Contacto estrecho (a) con un caso sospechoso o probable de SARS
  • Viaje a una de las áreas afectadas (b)
  • Residencia en un área afectada
Una persona con enfermedad respiratoria aguda que fallezca posteriormente al 1 de noviembre de 2002 y a quien no se haya realizado autopsia, que tenga:
  1. Uno o más de los siguientes riesgos epidemiológicos, durante los 10 días previos al inicio de los síntomas:
  • Contacto estrecho (a) con un caso sospechoso o probable de SARS
  • Viaje a una de las áreas afectadas (b)
  • Residencia en un área afectada
Caso probable
  1. Un caso sospechoso con infiltrados radiográficos compatibles con neumonía o con síndrome de distrés respiratorio.
  2. Un caso sospechoso con hallazgos en autopsia, compatibles con síndrome de distrés respiratorio, sin que exista una causa identificable para el mismo.
(a) Contacto estrecho: haber cuidado o haber vivido con una persona que sea caso sospechoso o probable de SARS o haber entrado en contacto directo con las secreciones respiratorias o los fluidos corporales de dicha persona.
(b) Áreas afectadas: aquellas donde se ha demostrado transmisión local del SARS. Canadá (Toronto), Singapur, China (Guangdong, Hong Kong, Shanxi, taiwan), Vietnam (Hanoi).
Caso excluído
Cualquier paciente para el que existe un diagnóstico alternativo que explique completamente su enfermedad.
Casos reclasificados
El SARS es un diagnóstico de exclusión. Los casos notificados pueden variar en el tiempo:
  1. Un caso inicialmente clasificado como sospechoso o probable, para quien exista un diagnóstico alternativo que explique completamente su enfermedad, debe ser descartado.

  2. Un caso sospechoso que tras ser investigado, cumple la definición de caso probable, como tal debe ser reclasificado.

  3. Un caso sospechoso con una radiografía de tórax normal debe ser tratado y controlado durante siete días. Aquellos que no evolucionen adecuadamente serán reevaluados radiográficamente.

  4. Un caso sospechoso con evolución adecuada, pero sin diagnóstico alternativo para su enfermedad, debe seguir considerándose como sospechoso.

  5. Un caso sospechoso que fallezca o a quien no se le practique autopsia, seguirá considerándose como sospechoso. Si este caso es identificado como parte de la cadena de transmisión del SARS, será reclasificado como probable.

  6. Si se realiza una autopsia y no hay evidencia patológica de síndrome de distrés respiratorio, el caso será descartado.

Enlaces:

La información disponible en el Ministerio de Sanidad y Consumo y el Instituto de Salud Carlos III sobre el síndrome respiratorio agudo grave es escasa, poco actualizada, confusa y difícil de encontrar.

Instituto de Salud Carlos III

  • Información de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica. [HTML]

  • Procedimiento de toma y envío de muestras. [PDF]

  • Formulario de recogida de datos de casos potenciales de SRAS y de petición de diagnóstico diferencial a realizar en el Centro Nacional de Microbiología para un caso sospechoso de SRAS. [PDF]

Ministerio de Sanidad y Consumo

  • Información al ciudadano sobre la "neumonía procedente de extremo Oriente (síndrome respiratorio agudo severo)". [HTML]

  • Notas de prensa. [HTML]

Página de la OMS sobre el SARS

  • Descripción clínica preliminar del SARS. [HTML]

  • Procedimientos diagnósticos y tratamiento de los pacientes con SARS. [HTML]

  • Áreas con transmisión local del SARS. [HTML]

Página del CDC sobre el SARS

  • Preliminary Clinical Description of Severe Acute Respiratory Syndrome MMWR 2003; 52: 255-256. [HTML]

  • Updated Interim U.S. Case Definition of Severe Acute Respiratory Syndrome (SARS). [PDF 120K]

  • Severe Acute Respiratory Syndrome. Information for Clinicians. [HTML]

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Beatriz Sánchez Artola
©REMI, http://remi.uninet.edu. Marzo-Abril
2003.
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Palabras clave: Neumonía, Síndrome respiratorio agudo grave, Epidemiología.

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