ISSN: 1578-7710

  Editorial nº 11
 

 

   REMI está dirigida exclusivamente a profesionales de la salud

Primera página
Organigrama

Política de privacidad
Derechos de copia

Secciones:
Enlaces
Club de lectura
Pautas de actuación
Debates
Casos clínicos
Arte y Medicina

Revista:
REMI 2001, Vol 1
REMI 2002, Vol 2
REMI 2003; Vol 3
REMI 2004; Vol 4
REMI 2005; Vol 5
REMI 2006; Vol 6
REMI 2007; Vol 7
Buscar

 

Auspiciada por la

 

Web Médica Acreditada. Ver más información

 

REMI suscribe los principios del código HON de la Fundación Salud en la Red
REMI suscribe los principios del código HON
Compruébelo aquí

 

 

 

Revista Electrónica de Medicina Intensiva
Editorial nº 11. Vol 2 nº 5, mayo 2002.
Autor:
Mariano Martínez Fresneda

Arriba ]

Anterior ] Siguiente ]


Acerca del DANAMI-2. Utilización práctica de los ensayos clínicos

Ante todo deseo dar las gracias al Dr. Jaime Latour Pérez por su excelente aclaración sobre la estadística de los ensayos clínicos. He comprobado su exactitud, veracidad y ponderación, pero mis dudas, desafortunadamente, han quedado sin resolver.

En primer lugar, y como médico práctico, no me ha resuelto la duda de cual es la mejor estrategia para mis pacientes. La mejor, en mi opinión, sería la que maximice el beneficio en términos de mortalidad y discapacidad, junto con la que minimice los costes. Como médico estoy éticamente comprometido con la distribución justa de los recursos sanitarios. Es decir, deben existir recursos para que todos mis pacientes tengan igualdad de oportunidades, y para favorecer más a aquellos más desfavorecidos por la vida (1). Este sentido de la eficiencia unida a la equidad me parecería la mas adecuada al entorno de demandas crecientes vs. presupuestos limitados en que vivimos, sobre todo en las UCIs.

Por consiguiente tampoco me ha resuelto la siguiente duda: Si nos encontramos en la zona de beneficios marginales (ya hay terapias eficaces). ¿Porqué  tendrían que invertirse enormes cantidades de “esfuerzo” en apurar el fondo de la evidencia científica para demostrar la eficacia de una terapia; usando, además, estadísticas de alto nivel, complejidad y dificultad de interpretación?. ¿ Es que las oportunidades de mejora en el ámbito de la cardiopatía isquémica se han acabado?. Me pregunto si el correcto control de los factores de riesgo, e incluso la rehabilitación cardiaca tras un infarto, no mejorarían en varias decenas de puntos, la cantidad y la calidad de vida de mis pacientes.

Por otro lado, al leer un reciente trabajo sobre el mismo tema en JAMA (2), que casualmente llega a las mismas conclusiones, y sobre todo, al leer las corolarios, las opiniones y los resúmenes que se hacen (3), podría deducirse que estamos siendo sometidos a una manipulación estadística. Es decir, que bajo el paraguas de precisar enormes cantidades de pacientes para demostrar beneficios, se usan los resultados agregados. En el tema que nos ocupa, casi siempre suelen introducir la mortalidad y el ictus discapacitante (los resultados de mayor valor biológico), y casi siempre fracasan en demostrar beneficios en éstos, justamente los que encierran mayor interés para mis pacientes. Para ello se me propone una tecnología enormemente costosa (conviene no olvidar que en nuestro modelo sanitario la mayor parte de los costes son fijos o “cuasi fijos”), de difícil organización y complejidad, y que, casualmente, favorece intereses muy centrados en determinadas industrias. Mas bien parece que se está tomando “el rábano por la hojas”, y nos están obligando a invertir allí donde los resultados tienen menos valor para el paciente, más valor para una determinada industria y un enorme coste de oportunidad para el sistema sanitario y la población. No deseo olvidar que ningún estudio no randomizado (es decir, más centrado en la realidad clínica de la efectividad, no en la eficacia investigadora) ha demostrado mejoras en la supervivencia con esta técnica de reperfusión. En mi propia experiencia, un control anual desde hace más de 5 años, que incluye a más de 1000 pacientes, no ha mostrado beneficios frente al histórico en los pacientes tratados en mi hospital, pero ha incrementado los costes asociados en muchos millones de pesetas.

En el sentido más arriba expresado, como médico, no puedo renunciar a ninguna tecnología que demostradamente mejore la cantidad y calidad de vida de mis pacientes, pero he de ser muy juicioso en el uso de aquéllas que, con un coste muy elevado, solo mejoren algún aspecto intermedio de las mismas.
Por último aclarar que las dificultades del avance de la ciencia son de gran magnitud, que precisan inversiones muy costosas y que debemos mantener nuestra mente abierta a las innovaciones, pero postergar el verdadero interés de hacer lo mejor posible por nuestros pacientes, todos nuestros pacientes, a veces complica las decisiones y nos puede llevar a la renuncia de la técnica de última generación.

Bibliografía:

  1. Rawls J. Sobre las libertades. Paidos. Barcelona 1990.
  2. Aversano T, Aversano LT, Passamani E, Knatterud GL, Terrin ML, Williams DO, Forman SA; Atlantic Cardiovascular Patient Outcomes Research Team (C-PORT). Thrombolytic Therapy vs Primary Percutaneous Intervention for Myocardial Infarction in Patients Presenting to Hospital Without On-site Cardiac Surgery. A Randomized Controlled Trial. JAMA 2002; 287: 1943-1951. [Resumen Medline]
  3. Palencia E. El stent, superior a la angioplastia coronaria en el infarto agudo de miocardio. REMI 2002; 2 (4): 351.

Mariano Martínez Fresneda
Coordinador de Calidad. Medico Adjunto de UCI
Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca. Murcia. España
©REMI, http://remi.uninet.edu. Mayo 2002.

Enlaces:

Palabras clave: Intervención coronaria percutánea, Stent coronario, Angioplastia coronaria, Fibrinolisis, rTPA, Tratamiento.

Envía tu comentario para su publicación

 

© REMI, http:// remi.uninet.edu 
© REMI-L

 
webmaster: remi@uninet.edu
última modificación: 01/07/2007