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Revista Electrónica de Medicina Intensiva
Artículo nº 1010. Vol 6 nº 8, agosto 2006.

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Autor: Encarnación Molina Domínguez


Traumatismo craneal por aplastamiento: datos clínicos y radiológicos

[Versión para imprimir]

Comentario: [Francisco Hernández Altemir]

Artículo original: Takeshi M, Okuchi K, Ninshiguchi T, Seki  T, Watanahe T, Ito S, Murao Y. Clinical Analysis of Seven Patients of Crushing Head Injury. J Trauma 2006; 60: 1245- 1249. [Resumen] [Artículos relacionados]

Introducción: La mayoría de los traumatismos craneoencefálicos son producidos por fuerzas dinámicas que provocan fuerzas rotacionales significativas y producen torsión y daño axonal difuso. Los traumatismos craneales por aplastamiento son infrecuentes y están causados por fuerzas estáticas con una duración mayor de 200 ms y aplicados sobre superficies amplias.

Resumen: Los autores analizan 7 pacientes con TCE producido por fuerzas estáticas. Todos los pacientes tenían importantes lesiones de tejidos blandos y abrasiones en cara y cabeza. La media de edad fue de 5,9 años. Todos los pacientes presentaron fístula de LCR. Hubo 6 pacientes con epístaxis y 5 con otorragia. La contusión pulmonar fue la lesión asociada más frecuente, la media de GCS fue de 8 puntos, y la focalidad neurológica mas frecuente encontrada fue ausencia de reflejo fotomotor y parálisis fláccida. 5 pacientes tuvieron que ser reanimados en el lugar del accidente y 4 fallecieron horas después. Los hallazgos neurorradiológicos consistieron en múltiples fracturas lineales craneales y fractura de la base del cráneo. Los pacientes con fractura de la base del cráneo sin otras fracturas asociadas sobrevivieron al traumatismo. Fueron muy frecuentes el neumoencéfalo y el hematoma subdural agudo (73% y 43% respectivamente). Los 3 pacientes que sobrevivieron  tuvieron recuperación total en cuanto a la afectación de pares craneales.

Comentario: Las lesiones por aplastamiento poseen características propias. Las alteraciones de la conciencia son poco frecuentes. Sin embargo, son frecuentes las fracturas de la base del cráneo y la parálisis de pares craneales. El tipo de lesión viene determinada por la intensidad y dirección de las fuerza aplicadas a la base del cráneo. Las fuerzas estáticas producen menos daño neurológico que las producidas por fuerzas dinámicas, ya que el cráneo es capaz de absorber la fuerza estática y solo se daña el cerebro cuando estas fuerzas son excesivas, produciendo contusión y hematoma subdural agudo. La elasticidad y plasticidad son factores muy importantes en este tipo de traumatismos, siendo la edad el factor determinante fundamental. Los pacientes cursan con epístaxis, otorragia, parálisis de pares craneales y neumoencéfalo. Las fracturas orbitarias y esfenoidales son frecuentes, aunque no se han documentado lesiones del nervio óptico. Las áreas temporales bilaterales están afectadas en la mayoría de los casos, y las órbitas y la base de frontal transmiten fuerzas intensas. Sin embargo, el canal óptico rara vez resulta comprometido. El pronóstico de estas lesiones oscila entre  fatal o excelente, dependiendo si el cráneo y el cerebro por sí solos pueden tolerar la aplicación de estas fuerzas estáticas.

Encarnación Molina Domínguez
Hospital General de Ciudad Real
©REMI, http://remi.uninet.edu. Agosto 2006.

Palabras clave: Traumatismo craneoencefálico, Lesiones por aplastamiento, Fracturas de base de cráneo.

Comentario Francisco Hernández Altemir

Hoy día con los medios diagnósticos tan precisos, me refiero fundamentalmente al TAC y a la RM, quizá hablar de fracturas de la base del cráneo como diagnóstico global, en el que parece que entra todo, debería matizarse algo más específico y puntual para darle a cada caso el justo diagnóstico, pronóstico y tratamiento. No soy neurocirujano, pero creo que habría que afinar más y que me perdonen los que verdaderamente conocen del tema.

El motivo de conseguir una mayor definición del traumatismo craneal con representación en las estructuras de la base del cráneo se debe a que no pocas veces los traumatismos craneofaciles asocian fracturas de ambas estructuras y que su tratamiento simultáneo, debería ser más imprescindible de lo que suele ser, el neurocirujano está más habituado a retrasar las cirugías conjuntas con el cirujano oral y maxilofacial, y esto perjudica los buenos resultados orofaciales, y sin duda en no pocas ocasiones también los neuroquirúrgicos, al hacerse más persistentes las fístulas de LCR, neumoencefalo, reconstrucciones de la arquitectura frontal, etc. En definitiva pues, ambas especialidades deberían coincidir más frecuente y tempranamente en los quirófanos, como así viene sucediendo en la cirugía craneofacial y de la base del cráneo, donde las técnicas transfaciales han abierto y roto, además de nuevos retos quirúrgicos, ciertos grados de autismo entre especialides afines.

Dr. F.Hernández Altemir
Jefe del Servicio de Cirugía Oral y Maxilofacial
Hospital Universitario MIguel Servet, Zaragoza
©REMI, http://remi.uninet.edu. Agosto 2006.

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última modificación: 01/07/2007