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  Artículo nº 867
 

 

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Revista Electrónica de Medicina Intensiva
Artículo nº 867. Vol 5 nº 6, junio 2005.
Autor: Ángel Alfredo Martínez Ques

 

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Las visitas en la UCI: ¿Es hora de cambiar?
[Versión para imprimir]

Comentarios: [Mª Teresa Hermana] [Marcos Iraola] [Eugenio de Zayas Alba]

Artículo original: Velasco Bueno JM, Prieto de Paula JF, Castillo Morales J, Merino Nogales N, Perea-Milla López E. Organización de las visitas de familiares en las Unidades de Cuidados Intensivos en España. Enferm Intensiva 2005; 16: 73-83. [Resumen] [Artículos relacionados]

Introducción: El acceso de los familiares y allegados al paciente debe establecerse con el mayor respeto a los derechos del que es titular el paciente, sin interferir con su asistencia directa. El estudio Euricus I realizado en el año 1995, concluyó que el patrón habitual de visitas en España podía calificarse de restrictivo y amparado por una escasa información sobre el sistema seguido para su organización. En los últimos años se está observando una progresiva tendencia a la liberalización de las visitas.

Resumen: Los autores describen el patrón organizativo de las visitas en España después de obtener, mediante cuestionario ofrecido en una página web, los datos de 98 UCI de distintos hospitales españoles entre el 2002 y 2003. Las UCI participantes se reparten en 37 provincias distribuidas entre todas las Comunidades Autónomas. El modelo organizativo se caracteriza por un número de dos visitas al día (64,3%) de una duración de media hora (59,2%) cada una. En un 52% solo se permite el acceso de dos familiares por visita, mientras que en el 39% se permite la posibilidad de que se intercambien con otros familiares el período de visita. Dos familiares pueden permanecer juntos de forma simultánea con el paciente en un 65,3%. En cuanto a la información dada a los familiares la realiza el médico preferentemente solo (n = 77), una vez al día. Como complemento a la información utilizan algún medio escrito (folletos) cerca de un 70%. Los familiares deben colocarse bata para entrar en un 66,4%.

Comentario: Se trata de un estudio observacional con una muestra muy amplia de las UCI de nuestro país del que se perfila un patrón de visitas muy  variable y restrictivo. Desde que en los años 60, el servicio médico público de Estados Unidos recomendó una política restrictiva de visitas desalentando la implicación de la familia, ha relegado el papel de la misma al de mero observador. Estas políticas se han mantenido sin consideración alguna sobre si  tienen éxito realmente o si los métodos de liberalización pueden  ser superiores.  La sincronización de las visitas de la familia, quienes deben visitar, y la duración de la visita continúa siendo controvertida. Existe suficiente evidencia en favor de una mayor implicación de la familia en los cuidados del paciente. Puede que haya llegado el tiempo del cambio.

Referencias:

Ángel Alfredo Martínez Ques
Complexo Hospitalario de Ourense
©REMI, http://remi.uninet.edu. Junio 2005

Enlaces:

Palabras clave: Visitas, Familiares, Cuidados Intensivos.

Comentario Mª Teresa Hermana Tezanos

Celebro la corriente progresivamente más extendida de revisar el régimen de visitas en las UCI para su ampliación. Nosotros, los intensivistas pediátricos, hace ya tiempo que mayoritariamente cambiamos la política de visitas restringidas por un régimen, abierto para los padres y restringido para otros familiares autorizados por éstos. Y las ventajas de dicho cambio se han mostrado evidentes.

Nosotros tenemos conciencia de estar actuando en el mejor sentido ético para el paciente y sus familiares, cuyo lazo no solo no se rompe sino se incrementa con la enfermedad, y no tenemos derecho a romperlo. Aminora la disrupción total que para la vida familiar supone el ingreso en UCI, y a la familia le permite participar en el cuidado del paciente, evitar la frustración de sentir que en los momentos mas duros para su hijo de alguna forma le "abandonan". El paciente no se siente "secuestrado". Se le permite afrontar la situación con cierta normalidad, como una variante más de su vida, aunque eso sí, difícil.

Y todo, en la mayoría de los casos, facilita el cuidado y permite una mejor comunicación paciente-sanitario-familia, y de forma mucho más evidente conforme avanzamos en la edad pediátrica, lo que lo haría más similar al paciente adulto.

No obstante todo lo anterior, no es un tránsito fácil el cambio de la política de visitas. Evidentemente es más cómodo trabajar sin "observadores externos", sobre todo para las enfermeras, continuamente a pie de cama, y al principio todo el mundo se resiste, incluso a realizar las técnicas más sencillas delante de la familia. Pero con el tiempo esa dificultad desaparece y salvo en situaciones extremas, la familia está presente de forma continua. Ello ayuda a establecer una mejor relación, confían porque ven los cuidados y desde luego a la familia le lleva a valorar mucho más el trabajo de enfermería y agradecerlo.

Por supuesto que no ha redundado en mayor número de infecciones, y los conflictos habidos con la familia no han sido más o mayores de los que teníamos con el antiguo régimen.

Por todo ello, creo que debemos animar a las UCIs de adultos a ese cambio, indudablemente positivo.

Mª Teresa Hermana Tezanos
UCIP Hospital de Cruces, Bilbao.
©REMI, http://remi.uninet.edu. Junio 2005

Comentario Marcos Iraola Ferrer

Nuevamente en esta revista se debate sobre las visitas en las UCI y me gustaría compartir con ustedes la organización de las mismas en nuestra unidad. La UCI del Hospital Universitario “Dr. Gustavo Aldereguía Lima” es una unidad cerrada y polivalente que cuenta con 8 camas que representan el 1% del total de camas del hospital e ingresó 485 pacientes en el año 2004. Las visitas a pacientes tienen las siguientes características: la comunicación por personal médico se realiza tres veces al día (07:00 h, 13:30 h y a las 19:00 h), cuenta con un despacho específico de información a familiares y no reciben información escrita sobre el funcionamiento de la unidad. La visita de los familiares se realiza a través de un cristal una vez al día y con restricción de horario (treinta minutos) pero sin restricción en el número de visitantes. Un familiar puede acompañar a su enfermo en horarios limitados (de las 14:00 h a las 19:00 h y de las 20:00 h a las 06:00 h) y para ello el enfermo debe reunir algunas características, siendo las dos más importantes no tener alteración de la conciencia y no estar recibiendo asistencia ventilatoria, situaciones que limitan la presencia del familiar al lado del enfermo y a éste se le impone además la utilización de bata. Este es el esquema de trabajo que había sido tradicionalmente utilizado y que ha venido cambiando en el último año. Un estudio realizado en nuestra UCI reveló que los pacientes reclaman tener a un familiar a su lado y el familiar ansía estar al lado de su paciente, en un porcentaje elevado todo el tiempo; sin embargo, el personal sanitario no lo cree necesario. De forma similar sucede con la participación del familiar en los cuidados del paciente o la permanencia del familiar al lado del enfermo con alteración del estado de conciencia o necesidad de ventilación mecánica. En otras palabras, nuestras restricciones son opuestas a las opiniones de pacientes y familiares. De esta forma no se le reconoce a la familia su papel como agente de cuidados o sus posibilidades son muy limitadas con la actual organización de las visitas (duración, períodos, etc.). Institucionalmente, no se considera a la familia como objeto/sujeto de cuidado al no existir protocolos de atención a la familia, con visitas tan restringidas. A esto se agrega el diseño arquitectónico basado aún en las ideas de los años 60 y 70 (pasillos perimetrales de visitas), o una actitud en la que la presencia del familiar es aún considerada como un estorbo, como ya comentara el Prof. Abizanda Campos en esta misma revista.

La noche que le pedía al Dr. Eduardo Palencia evaluara la posibilidad de un comentario sobre algo que había escrito sobre el tema estábamos en una donación de órganos, era un paciente que había sufrido un accidente automovilístico y que diagnosticada la muerte encefálica se procedió a obtener el consentimiento familiar para la donación. Después de aceptar y haber comenzado la extracción la hija le expresó a nuestra psicóloga “qué lastima, no pude estar al lado de mi padre cuando estaba vivo”, haciendo referencia a los tres días que estuvo hospitalizado en la UCI, a pesar de haber estado en coma y con soporte ventilatorio desde su admisión. Ante esta experiencia personal junto a las reflexiones que se habían hecho en esta revista y las que se hacen ahora me hacen preguntar ¿Por qué no cambiamos?

Enlaces:

  • Palencia E. ¿Son competentes para la toma de decisiones los pacientes graves?. [REMI 2001; 1 (7): 158]

  • Palencia E. ¿Son competentes los familiares de los pacientes críticos para la toma de decisiones?. [REMI 2002; 2 (1): 296]

  • Abizanda R. Sobre la participación de los pacientes críticos en la toma de decisiones asistenciales. [REMI 2002; 2 (1): E9]

  • Forés G. Al otro lado de la puerta. [REMI 2002; 2 (12): S1]

  • Velasco JM. A ambos lados de la puerta. [REMI 2002; 2 (12): S2]

  • Olaechea P. Normas de visita a familiares de UCI. ¿Debemos disminuir las restricciones?. [REMI 2003; 3 (2): 549]

  • Velasco JM. Visita de familiares en UCI: ¿cambio de normas o de cultura? (editorial). [REMI 2003; 3 (2): E26

  • García A. ¿Cómo ven la UCI los familiares de nuestros pacientes?. [REMI 2004; 4 (7): 762]

  • Fonseca M, Iraola MD, Rodríguez B, Vital ME. Visitas en la Unidad de Cuidados Intensivos. ¿Qué piensan los pacientes, los familiares y los profesionales?. Revista Electrónica Clínic@s de Medicina Crítica 2004; 2(2).

Marcos Iraola Ferrer
Hospital Universitario “Dr. Gustavo Aldereguía Lima”. Cienfuegos, Cuba.
©REMI, http://remi.uninet.edu. Junio 2005

Comentario Eugenio de Zayas Alba

El término cambiar presupone reemplazar, transformar, modificar, etc. Resultados negativos o positivos conforman el resultado de estas acciones, y muchas veces el temor de no emprenderlas redunda en la pérdida de una valiosa experiencia.

Comienzo esta reflexión a propósito del articulo del Dr. Martinez Ques, que deja claro la importancia en términos éticos de las visitas a los pacientes críticos y abandona valientemente las decisiones unilaterales del personal asistente en el empeño de "esquivar" o limitar lo que por derecho propio le pertenece al enfermo.

Interesante resulta la experiencia de la Dra. Maria Teresa Hermana en la UCI pediátrica, que enfatiza en resultados halagadores la importancia del tema y aboga por el cambio inmediato hacia la participación familiar.

A título personal quisiera acotar algunas consideraciones teniendo en cuenta los años que han transcurrido desde la política estadounidense de restricción a la participación familiar en nuestras unidades, el lugar  receptor y observador que le correspondía a los dolientes hasta la visión europea actual que ahora discutimos.

Inicialmente, la tendencia del médico "todo poderoso y conocedor" de decidir, actuar o limitar procedimientos, terapéutica médica o técnicas invasivas sin tomar en cuenta el nivel de competencia del enfermo y la aprobación familiar. El paciente se mueve en un entorno monitorizado, alerta de alarmas y apoyo de infusiones parenterales, dejando correr su suerte sin participación al menos en definirla él mismo o su familiar. Inadmisible, pero trabajar sin el juez externo y abanderados del conocimiento siempre de lo necesario en el momento y hora justa lo defendimos durante años, la comodidad de solo opinar superó el sentimiento humano de consentir e informar, nunca abrimos la puerta de la unidad para en relación terapeuta-familiar establecer puntos de discusión y consenso, el familiar solo veía el lado externo de esa puerta, el viejo paradigma de esperar el resultado de los que otros decidieron y ser solamente receptor de desagradables noticias.

La diversidad de condiciones de nuestros pacientes desde inconscientes hasta comunicativos partió en dos grandes corrientes la opinión acerca del acompañante, surgían preguntas: ¿Quién?, ¿Cuántos?, ¿Durante cuánto tiempo?, ¿Quién los clasifica?, ¿Son realmente necesarios?, ¿Aumentará el riesgo de infecciones?. Increíble, veíamos solo lo desfavorable y seguía siendo el enfermo el último en analizar, nuestro papel se invertía de la minusvalía del enfermo y sus necesidades a supuestas desventajas para nosotros mismos, defendíamos falsos criterios epidemiológicos y administrativos. No queríamos mostrar el lado interno de nuestra puerta.

En esta etapa la resistencia al cambio predominaba, sentíamos que nos "robaban" el protagonismo, que "extraños" violaban nuestro espacio, pero el beneficio se inclinaba al enfermo y poco a poco, aunque en muchos de los casos no se podía apoyar emocionalmente  por su condición clínica, se ganaba en un escenario de comunicación y confianza hacia el personal médico y de enfermería.

Hasta entonces el sistema de acompañantes ofrecía algunas ventajas: mejoría de la relación afectiva, comprensión de los factores sociofamiliares del enfermo, estabilidad emocional y brindar el suficiente apoyo psicológico desde la "propia sangre", ya el "ojo del amo, engordaba el caballo". Rompíamos entonces con viejos paradigmas que sostenían solo desventajas como la provocación de cambios y modificaciones en el trabajo médico y paramédico y sobre la razón de ser del personal en lograr el mayor bienestar, humanismo y calidad.

Las corrientes actuales, marcan el camino y miran un horizonte diferente, no solo a la permanencia del acompañante, sino a estimular las visitas en UCI, me parece complementan lo que hemos comentado, abren totalmente nuestras puertas sin dejar huellas de dudas y desconfianzas, las encuestas a diferentes UCI españolas así lo delatan, solo debemos seguir el camino que han marcado hacia el respeto y el derecho que justifica nuestro trabajo, ¿No les parece que llevamos varios años defendiendo principios bioéticos y derechos de nuestros enfermos?, ¿No será suficiente lo escrito acerca de la experiencia profesional en este tema?, ¿Necesitaremos nuevas discusiones para no sentirnos "amo y señor" de los pacientes críticos?.

Es hora de mostrar el "lado inteligente" de la puerta y rechazar el "lado receptor no competente", dejemos entonces de comentar, dialogar o escribir un derecho aclamado y solo entonces comprenderemos la necesidad de cambiar.

Eugenio de Zayas Alba
Especialista de segundo grado en Medicina Intensiva y Emergencias
Vicedirector de Urgencias
Hospital Provincial MAD
Camagüey, Cuba.
©REMI, http://remi.uninet.edu. Junio 2005

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última modificación: 01/07/2007